viernes, 27 de enero de 2017

Lo cóncavo de tu cuerpo

El tiempo ocultó los gemidos,
en la almohada aun existe
tu presencia hecha perfume.
Embriagan pizcas de tu sonrisa
el fresco que trae la mañana.
Mis ojos, sin prisa alguna,
interrogan aquellas preguntas
que lo cóncavo de tu cuerpo
dejó sobre el revuelto lecho.
Detalles íntimos surgen por doquier,
tu ausencia sigue siendo
una presencia que juguetea,
fresca y plena de dulce sabor,
como un melodioso rocío.
Voluble, tu matriz de hembra
aún reina en la palma de mi mano.
Mi sangre se complace
recordando el ritual nocturno
y, burbujeante, se atropella
en la abundancia que guardo el pecho.


2 comentarios:

  1. Precioso poema, la imaginación vuela en el ángulo del amor y la pasión. E. L.

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