Redonda y llena luna,
hacia el oeste,
a las seis y cuarenta y cinco,
disputa en el cielo,
el avance del sol.
En poniente ella,
En saliente él.
¿Quién irá
a la caza de quien?
¿Huirá ella
de su naciente ardor?
¿O es él, quien persigue
los lívidos pasos
de la esquiva reina
nocturna?
Después de todo,
¿a quien le importa?
Siempre igual
durante siglos
fue el ritual.
Miro otra luna,
en la que se refleja
tu cuerpo dormido.
En mi cuerpo
Estalla un sol.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Bello!...A mí sí que me importa, de hecho les hice este poema:
ResponderEliminarEclipse solar
En la cara oscura de la Luna
el gran astro enamorado la abraza con pasión,
sus pistilos de luz vibrante, atrevidos, la encandilan
cuando hacen el amor.
De la constelación, solo ella puede verlo,
se ocultan de la Tierra que anochece en soledad
esperando en sombras, a su esposo ancestral.
En el sideral y negro espacio hay un triángulo amoroso.
Sol y Luna en conjunción y una Tierra doliente
durante el eclipse solar.
Any Carmona
La imagen tambieén está buena...Any