Jacinto no tiene cinto,
solo se ata con cordel
eso que es su pantalón.
Es el hijo quinto
del matrimonio aquel
que vive en el callejón
con olor a vino tinto.
No sabe de aguamiel,
se alimenta con capón
y vive de su instinto.
Su madre esta en un burdel,
la hermana en un caserón,
el padre en el precinto.
Es el último del plantel,
cuando toca la cocción.
Con un destino extinto,
sin ilusiones para él
ni tampoco consagración.
Su futuro es indistinto
o igual a todo aquel
que vive en genuflexión
en el triste laberinto
de la pobreza más cruel.
Uno más en la región,
este es el Jacinto.
El de la carencia en la piel.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
"Carencia en la piel"...tu Jacinto, es uno de tantos niños que forman las proles de los pobres...Aunque quizás si sabemos votar podamos hacer algo por ellos...Any
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