Hablando solo
descubro la profecía:
“Si el deseo existe
el primero que lo logre
lo perderá al amanecer”.
Busco el conjuro
para mantener la esperanza
de que el paso de la noche
no culmine en despedida.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
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