A veces nos quedan asuntos pendientes.
Interesante sería que antes de continuar
no alcemos una enciclopedia eterna de ellos.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Muchos creo que ha tenemos una :(
ResponderEliminarMuchas veces, el vivir recordando los asuntos pendientes (depende de cuáles sean), puede resultar tedioso.
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