La neblina arrastra perros húmedos,
banquetes de lenguas inmemoriales,
laureles marchitos de glorias, cubiertos
con enormes voluntades de vanos lutos,
entre basuras inmemoriales y ajenas
que otrora fueron de carne y sueños.
La veo arrastrar su lengua seca y opaca
entre las verjas de oscuridad y silencio.
vana profanación de roncos corazones,
sombra de sus propias viejas sombras
antología de naufragios ocultos de silencio,
que ayer creyeron del mundo ser la
cumbre.
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