lunes, 28 de diciembre de 2015

Voz reiterada

Las horas se vuelven perversas,
la noche en tu ausencia es lúgubre.
Abundan los sonidos sobrecargados
y esa voz reiterada, que, sin palabras
reitera mis anhelos de tenerte cerca.
Extraño la invitación de tu presencia
y ese infaltable punto de encuentro
que abre la puerta oculta a saberes
que coronan el renacer en el paraíso.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Ficción de una historia


Bravas distancias separan a los versos laterales.
Las huellas de las musas inalcanzables arremeten,
cual una inagotable apetencia de paradojas vitales
sobre el central devenir de escondidos espejismos.
Tal un vano satélite del vacío azul se hurgan verdades
en un permanente trastorno histérico de dos egos,
el del  protagonista, que peregrina mirando al mar,
y el de aquel que se refugia en la carencia de su ser
mientras cicatrizan varios corazones en el silencio,
escondidos detrás de aquellos últimos sentimientos
que lo inundan de intactos interrogantes sin retornos,
Así, cual ave agónica se vive en la ficción de una historia.

Pasajeros de una mariposa

A quien puede interesarle un abismo con adicciones,
un grito panfletario descerrajado bajo el agua de la ducha
o el suicidio estúpido de un trozo de hielo dentro del whisky?
Sin embargo, todos sabemos manifestar interés por algo.
Volvamos treinta y cinco pasos sobre nuestros propios pasos.
Aquel pecado que nos acompaña en silencio desde el pasado,
ya te he dicho que debemos olvidarlo en un rincón lejano,
aunque nos custodie revoloteando como un veneno.
Después de todo, solo somos pasajeros de una mariposa,
habitantes de un pueblo chico en un día de violencia.
Pero a quien le importa algo cuando hacemos el amor
contrastando las frágiles ilusiones de un blanco papel?
Ya sabemos lo que somos, apenas soledad y compañía,
simple continuación de una despedida pronta a caer.


martes, 22 de diciembre de 2015

Pulso


Un soplo y después el vacío.
Un espacio y luego la nada.
Transitorio suspiro el andar
los pensamientos laboriosos,
en  una búsqueda incansable
de esa perfección imposible
que pregonan los optimistas
y que niegan los pesimistas.
Breves infiernos transitorios
que un implacable enemigo
nos concede sin emociones.
La febril actividad de tiempo
nos presta una efímera vida,
con certero rumbo cierto,
e improvisados, hacia allá vamos
soñando despiertos el no llegar.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Vaporoso e impalpable

En  el aire flota un sentimiento
transitando un camino inédito,
entre el bohemio y negligente,
cual si fuera un suave viento
rozando el borde de la mar.
Es algo vaporoso e impalpable,
que solo aprecian los bendecidos
que aprecian en recatado silencio
las travesuras que deja la belleza
con sus sutiles latidos de cristal.
Suele asomar precoz las mañanas,
o en los atardeceres de esos otoños
que colman de vides los sarmientos,
llevando la voz del arte hasta el último
espejismo de las sensibles almas.


Parte de un cuento


Flirteo a medio día el sortilegio
de un encuentro que nace, suave,
desde adentro y sin rumbo.
Tiende a desaparecer, fantasmal,
por los contornos de un silencio
en el diván de una ilusión.
Con una danza premeditada
brota de una noche como aquella,
en que fuimos parte de un cuento.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

martes, 15 de diciembre de 2015

A quemarropa


Yo tuve un mar y pandillas de caracolas haciéndole eco.
Vi el final del horizonte veinte años después de una mirada,
gocé un amor difícil y muchos más que no tienen ningún epitafio.
Guardo una memoria agitada y un café endulzado con verdades.
Soy un hombre sin certezas y con muchas dudas reflexivas.
Deje de querer cada vez que recomencé a volver a amar,
me guarezco en silencios heroicos y en sueños recurrentes.
No me quedó otro remedio que vivir de noche y a quemarropa,
pero eso ya no importa, no necesito más que lo que tengo.
Me duermo envuelto en manías privadas y de penitencias limpio,
para amanecer, una vida después, con la avispada gratitud
de haber reposado, luego de la batalla, a la sombra de su sonrisa.

Amor prohibido

Cae la noche como lento torrente.
Sangrante, el corazón de la oscuridad
amalgama el vuelo de las horas
en acertijos de sombras y contraluces.
Lo imposible se torna vagabundo
en el curso de la historia.
Inocente, comienza a vagar la luz lunar
con la audacia de la esperanza,
una simple determinación la guía,
hallar ese recuerdo por el que aun suspira.
Etérea niebla que agita en dulce condena
su amor prohibido.


Ilustración: "s/n" - Mayra A. Otero

lunes, 14 de diciembre de 2015

Ligeros vagabundos


Suspira celeste la mañana
amando bajo la lluvia
la arquitectura de los pétalos,
ligeros vagabundos
en busca de un paraíso.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Escozores

Desmitificaba a la realidad
equilibrando la división adjetival
con la sutileza expuesta al sol.
Con una simpleza absolutista
digna de satisfacción garantizada
y muy seria ambigüedad
que le permitía mojar la ropa
equilibrando su senos
a la caza constante de un incauto
que conjugara sus caminos.
Dueña de una prepotencia colosal,
adormecía los escozores de su épica
con un arte de buen talento,
acariciando los barros de su jardín
al límite de alcanzar el cielo
con la brutalidad de un soliloquio.
En sus ardores ello no era más
que un antibiótico ambulante.
Aquello que descendía de su fiebre
advertía la necesidad de otros menesteres
que pudieran soportar su arrebatos.
Quizás un atleta de antiguos parámetros,
con firme y durable algoritmo,
que supiere atender su palacete
sin las calamidades del desgano o de la flacidez.
Que purgara con espectacularidad
la espina que permanente le hincaba
regando a su rosa del alba al anochecer.


Valiente


Aromaba rancio en esos vestigios que dejan años de tabaco y alcohol en la piel, amarillento el bigote y un tanto la barba junto a la comisura izquierda.
El resto, un desprolijo enredo de cabellos, arrugas y señales de cansancio, que surgían del cuello gastado de una camisa que alguna vez fue a cuadros azules y rojos.
Camisa que se holgaba sobre un pantalón remendado en partes y en otras luciendo roturas que dejaban adivinar dos piernas flacas que culminaban en unas zapatillas sin cordones.
Una mano extendida agita una lata vacía de vaya a saber uno que conserva haciendo musicalizar dos monedas en su interior.
La calle empedrada de Palermo Soho, soporta el tránsito de miles de jóvenes, de parejas y de niñas alhajadas en fantasías que tientan las miradas masculinas.
Noche de viernes, noche de encuentros, de romances que nacen y de otros que se apretujan en roces sensuales, noche de tragos, de miradas que atraen y de señores mayores no muy ubicados en lo jovial del ambiente.
Se entremezcla la música de varios locales, se cuela por las mesas y las sillas que están sobre las veredas y la acera, esquiva cervezas y tragos de nombres incomprensibles, se enreda en los árboles y por fin se pierde sin que nadie la escuche.
En la jerigonza de tantas voces al unísono, estalla el sonido de una cachetada, botellas que se añican en el piso, una silla que cae, y otro sopapo que golpea la cara de una mujer contra el puño de un hombre.
Silencio de voces, ruido de miradas que observan un castigo desequilibrado. Silencio de segundos que se filtra por sobre esa música que sigue saliendo de varios locales, breve silencio que acalla el ruido de miradas, todas la cuales se vuelven hacia donde antes estaban.
Los gritos y el llanto son escenas de una película muda que tiene, a los actores principales rodeados de secundarios que están en otro lado.
Entrechocan dos monedas al rodar por el empedrado, un aroma rancio y un desprolijo enredo de cabellos, arrugas y señales de cansancio, detiene la mano que sin cesar golpea.
- No es necesario – dice la voz que sale de una seca garganta, pero se refleja, dura y severa, en unos ojos de inimaginable dureza, - No es necesario – repite.
El pseudo coraje del mozalbete palidece ante esos ojos y ante esa mano, sudorosa y mal oliente, que le corta la circulación a su brazo golpeador, no es lo mismo enfrentarse a un hombre con años de tabaco y alcohol en la piel, pero con acero y determinación en la mirada que golpear a una mujer, no es lo mismo, y la mancha de orín que baja de su entrepierna marca el nivel de su valentía.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Complicidad de otro ser

Lejos, en la resonancia insuficiente de una despedida,
contemplando como el frío le congela hasta el suspiro,
una mujer más que especial, acuartelada y protegida
entre las paredes de la impetuosidad, se desvanece lenta.
Su boca sigue durmiendo sobre esas especies extintas
de un amor que, inconsistente, está por finalizar.
La evidencia se le manifiesta con una sonrisa cruel.
mientras ella, piensa que le estarán retrasando
los pasos a su eterno amado de bellos ojos grises.
Sueña los colores con que se impregnara su piel
cuando, proféticas, sus manos descorran el tímido velo
que contiene la imparable ola de sus carnales deseos.
Se embebe su todo de viscosa y ardiente humedad,
con la promesa de verse invadida por la fusión impetuosa
de ese báculo que la lleva al hartazgo de la inconsciencia.
Ciega de ardores, relativiza los miedos de que ello no ocurra,
pero la atormenta la vehemente tarea de responder a una duda,
¿Y si él ya no viene? Pregunta que ya tiene una respuesta.
El deseo que pensaba recibir en la liberalidad de su prado,
en ese justo momento, ácido y dulce al mismo tiempo,
a varios pasos, se está hundiendo en repeticiones pecaminosas,
ambientando pausas sigilosas en la complicidad de otro ser.


viernes, 11 de diciembre de 2015

Abstracción manifiesta


Salimos a buscar el calor  lejos, muy lejos del sol,
a veces en sótanos fríos, con almas de armas tomar,
por carreteras incompletas de idiosincrasias y pataletas,
al margen de proezas que crearnos como nuevas certezas,
como refuerzo de la existencia propia que se pierde,
ambivalente, en la vibración de las voces del sentido.
Elevamos la bandera de la abstracción manifiesta
con la sonrisa más imperfecta que se pueda crear,
jugando con un pretexto dentro de nosotros mismos.
Suena a comodidad pero es más bien resistencia,
donde se tuercen los cuellos y resuenan los huesos,
entre la paciencia, la mirada discreta, lo simbólico,
y el ansiolítico para que se duerman las mejores letras.

Tributo

En el verso por componer viajan rimas eclécticas,
acumulando bostezos, ciencias tiernas e indolencia.
Tras el espejo de la espontaneidad, irónicas las palabras
se convierten en envases medio vacíos de sentido,
corriendo peligro de acatar órdenes de índole gramatical.
Peligros que resuelven propósitos; peligros con ritmo,
peligros por evitar la designación banal, de reponer al paso,
o distribuir bultos exteriorizados de pesadez y soledad.
Nosotros, los que comemos cuando hay pasión, reptamos,
como buscando el habla, arrastrando nuestros versos.
Dormimos al son de la impaciencia, colosales, sin recobrar el aire,
sin levantarnos de las sombras, al costado de la inocencia.
Cenamos teorías poco discretas, reforzamos la imprudencia
como objeto inamovible del concreto pensamiento poco humano,
la palabra es inevitable desconcierto, la inspiración es el opio
en el vértice roto del prototipo desempañado de la expresión.
Pero aquí estamos, en la excentricidad de cualquiera de los otros,
para volver a volcar la tinta que se esparce por el papel a rayas.


jueves, 10 de diciembre de 2015

Conjuros recónditos


Solo para demostrar sus afectados sacrificios y afanes,
a la vera del camino se esconden conjuros recónditos.
Apenas y brevemente asoman entre las pardas cortezas,
son discípulos de las distancias y maestros en el andar.
Se presentan de lejos con un tenue zumbido primitivo,
se muestran ya sin secretos, enancados en los vientos,
oficiando como videntes que danzan en las sombras.
Siempre esclavos de sus mágicos designios, escapan
de esa nada sutil donde dormitan una larga anécdota,
surgen de improviso y  por sobre el suelo refulgente
mientras distraídos los peregrinos engalanan sueños.
Aquella noche de cuentos sin cuentos, a mí me pasó.
Deslumbrado entre felicidad, euforias e indiferencias
sobreviví a su encuentro ileso, libre de polvo y paja.
Al rayar el alba solo reflexionaba en la encrucijada
como si en ningún tiempo hubiera pasado nada.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

En sintonía

Se puede encontrar el sentido al tiempo
sin vivir vigilando el fluir del reloj de arena
en su ida hacia donde sueñan las sirenas.
Es suficiente estar en sintonía con la utopía,
o sobrevivir en la intimidad de una quimera
viviendo los instantes de sembrar y cosechar.


Simple y desconocida


Así de simple y desconocida ibas dando pasos bajo el sol.
Tus zapatos desandaban el camino que me llevaba a ti,
almendrados tus ojos  se entretenían con las rosas,
en tanto mi interés, ávido, desabotonaba tu belleza.
Nos cruzamos, tu ignorándome, yo siguiéndote con la mirada.
En el banco de esa plaza me regale tu contorno, resaltado
por la iluminación sutil con que me premiaba la resolana.
Una queja formal me dejó el trino de las calandrias,
y te perdiste llevando contigo las resonancias del paisaje.
Quedamos para siempre desencontrados y para nunca juntos.
A veces así son las cosas, y sin comenzar, todo acaba.
Ahora debo apurar el paso antes que la soledad anide en mi puerta.

martes, 8 de diciembre de 2015

Nerviosamente cursis

El vacío de las palabras se intima en el sofá,
recortándose en la lluvia la escalera es solo un eco
ascendiendo escalones hacia el manto del diluvio.
Tu mirada soñadora hurga en las sombras,
las notas de esa balada arrítmica que nos envuelve.
Un abrazo de cortinas se empeña en nombrarte.
La fragilidad del encuentro lo desborda todo,
adictos el uno al otro, nos contemplamos sentados
en un inesperado encuentro sin tiempo ni lugar.
Estamos aquí, sintiéndonos nerviosamente cursis.
Tu aroma es suave y me envuelve mal intencionado.
Tú y yo separados por  un ayer todavía vigente,
con nuestros caminos cruzados otra vez por la vida,
bajo un mismo techo y un mismo aguacero,
pero el  amor habitando muy lejos de este lugar.


lunes, 7 de diciembre de 2015

Peregrinos


Visiones nocturnas que en desbande
proyectan una película de desaciertos.
Es el pasado pariendo evocaciones.
Insomnio, un domingo y, en silencio,
espectros cavilando por los rincones
con la obsesión de dioses mancillados.
Así son ellos, esos peregrinos despiertos
que ocupan las horas de la noche en vela.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Porque no irme ahora

Me voy. ¿y porque no irme?
si tengo vocación de pájaro,
las alas llenas de utopías,
un tren de sueños pujando
por parir sueños de libertades,
y tormentas que inflaman
la vela mayor de la aventura.
No quiero encallar en el barro,
ni ser solo el hombre gris
de la pequeña maleta con papeles.
Viajare un año después de este,
y luego otro, y otro y otro,
a París, a Marte o a tu corazón.
Me voy, ¿y porque no irme ahora,
en esta simple noche de verano?


Los jueves


La ciudad real, por un derrotero sin mapas,
amanece los jueves con el corazón caído.
Duele su  incertidumbre de fotografía vieja,
su decadencia de fragmentos milimetrados,
aferrados a fábula de una calma triste.
Seres fantásticos, disfrazados de humanos,
monologan con su otro yo solo porque sí,
enarbolando paréntesis multipropósitos,
e improvisando metamorfosis incompletas.
Hilachas de paciencia entretejen vidas
austeras y burdas, teñidas de fracaso.
Los jueves tienen influencias silenciosas,
acechos laborales e infamias contenidas.
Son días de peaje y encuentros solitarios,
absurdos, entre un viernes que no llega
y miércoles siempre a mitad del camino.
El arte de la verdad desaparece los jueves
y en la boca de todos se perfila, inevitable,
una tarde aburrida por la que vamos andando.