Enormes
abrigos para manos frías,
busco
articulaciones ardorosas
al
calor de una batalla vespertina.
Húmedas, las pestañas del invierno
deshilachan
frutos de las siestas.
En el
desamparo de la tarde suspendida
la
angustia es no poder descubrirte
en
esas gotas de tu ausencia.
Como siempre...excelente poema. Y esas gotas de ausencia me hicieron recordar ausencias que perduran en el tiempo. Saludos cordiales. Abrazo a la distancia.
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