Sentados
a la mesa de un café, algo se decían.
el,
con sus manos como aspas, el espacio barría.
Ella,
echaba su cuerpo hacia atrás y solo reía,
luego
agitaba su cabeza y hacia la mesa volvía.
El
la miraba y su mirada entera la envolvía.
Metros
más atrás, junto a un café que se enfría,
yo,
con envidia, los miraba desde mi mesa vacía.