sábado, 26 de diciembre de 2020

Igual a todos los demás

 En su mirada llevaba el tiempo,

Y el viento sobre sus hombros.

Siguiendo una luna noctámbula

acumulaba esencias de estrellas,

e imprecisos suspiros eternos.

No era como los demás en nada,

ni siquiera en el desnudo pudor

que alojaba en el hueco de su mano.

Se quedaba en la distancia del olvido,

poblando esas memorias no escritas

que siempre se explican callando.

De tanto soñar que venía naciendo,

un día desafinó sus certeros errores

y se parió humano con toda certeza.

Ahora es igual a todos los demás.



jueves, 24 de diciembre de 2020

Hasta entonces

 


Finalmente sucumbió el jazmín

luego de un largo languidecer.

Sin hojas y sin fuerzas en su tallo,

se fue, breve, bajo el sol de la tarde,

desenhebrando una última sombra,

tímida e inquieta, fatalmente final.

Observo ahora una tierra yerma,

con un vacío que alberga ausencias,

me pregunto si el verano es tiempo

para sembrar algunos abrazos lentos,

o si tendré que esperar al otoño,

acurrucando, hasta entonces, versos.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Queriendo y sin quererlo

 

Hoy, hay pájaros frente a mi ventana.

A veces vuelan bajo, a ras del piso,

a una mínima distancia del terreno,

y otras, a un invertido abismo del cielo,

que es lo mismo, pero desemejante.

Aunque se entienda poco, o más que poco,

después de todo, para que entender?

Basta con volar igual que los pájaros.

A veces, tan alto que todo sea pequeño,

Otras, tan bajo, que aun los pies queden altos.

Pero volar…queriendo y sin quererlo,

emborrachando de dicha el alma desnuda.

Ilustración: "Vuelo de pájaros" - Joan Miró

lunes, 14 de diciembre de 2020

Ritmo sincopado

 


El constante plab-plaf-plab-plaf

de la canilla goteando, estoica,

en medio de una insomne noche,

taladra cualquier intento de pensar.

Profundiza aún más el osco silencio

de la lerda oscuridad adormecida,

estropea todos  los intentos canoros

de un viejo Sinatra que se esfuerza

por intentar que “A mi manera” suene,

sino original, al menos apaciguante.

Treinta y pico de grados, humedad,

y una interminable cuarentena agobian

el tránsito al alba de un día de diciembre.

Tendría que estar durmiendo o amando,

y no aquí, abrasándome a fuego lento

en esta mala penumbra, tamborileada

por la incansable perdida que, gota a gota,

trepana, incansable, mi tropa de Eustaquio

luego de inmolar martillo, yunque y estribo.

Plab-plaf-plab-plaf- plab-plaf-plab-plaf

ritmo sincopado del tedio nocturnal.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Comienzo mi día

 La sábana me da los buenos días

enrollada entre mis piernas.

Un libro, equilibrando sobre una taza,

despereza sus hojas, apático,

soportando el monótono ronroneo

de un despertador que atrasa.

Se descorren telarañas de mis ojos

retrocediendo ante los fulgores

de mariposas conque el sol transita

su rutina de proletario asalariado.

Mutilado el descanso, desperezo mis huesos

y me someto al cuchillero frio del agua.

Al rato, con la estupidez ya despierta,

bebo café mientras la antigua neurona

estornuda las tareas que esperan.

La prisa, chorreando vocales, me lleva a la esquina.

Compro jazmines y comienzo mi día.



sábado, 21 de noviembre de 2020

En puntas de pie

 


Más lejos de donde había una vez,

cuando la realidad pendía en vaivén,

con disimulo, al borde de las raíces,

me puse en puntas de pie preguntando

si estaba bien quererte con prudencia.

Quiéreme de cualquier modo, más acá

o más allá de lo innombrable,

como un borrón y cuenta nueva,

total, eso no importa. El querer es pasajero,

quieto como un gato en la chimenea,

exaltado de identidad indócil,

una astilla sin escrúpulos ni razón alguna.

Se filtra por labios semiabiertos

jurando una eternidad de segundos,

y desaparece, ingobernable, por grietas

plenas de infinita estupidez.

Pero quiéreme antes del desgarro

y con la firmeza de un par de congojas,

ya habrá tiempo de pensar un burdo pretexto,

buscar los zapatos debajo de la cama,

y acercarse, milímetro a milímetro, a la puerta

que lleva hacia el fondo de la nada y el olvido.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Sueños buenos

 La tarde escribe desvaríos

entre los errores de tu cuerpo,

traza zozobras en tu ombligo

y puntos suspensivos

en el espacio que dejan tus pechos.

Cincela, con tránsito lento,

una bifurcación entre tus muslos,

logrando que un frívolo temblor

llegue sin permiso, impetuoso,

como un respiro que sopla desde el alma.

La tarde y sus tiempos,

hondos e inciertos, te desnudan

de todas tus vergüenzas.

Abrís los ojos para ver las huellas

que sobre la piel dejaron sus dedos,

y descubres los jeroglíficos

que los deseos dibujaron en tus entrañas.

Pegajosos borrones de abandonos

se esparcen sobre esas otras ausencias

olvidadas en estas tardes secretas,

en las que el tiempo desmorona

la carne febril y los sueños buenos.



Habitante

 



Una lágrima cree ser mi habitante.

No es más que una visita alojada,

un poco a las apuradas, en el umbral

de una víspera que ya ha pasado.

viernes, 4 de septiembre de 2020

El fantasma de los celos

El tiempo, ese guiño

suelto bajo la lluvia,

que se deshilacha

sin preguntar nada,

se da media vuelta

cuando te abandonas

entre tus esquinas

veladas de nostalgias.

Algo así como un soplo

que no puede escapar

al precipicio de la duda.

Camuflada en tu piel

te escarbas, rumiante,

cien vendajes vacilantes

con que fabrica un volcán

el fantasma de los celos.

martes, 1 de septiembre de 2020

Atávica costumbre


 Interminable,

el sendero de tu piel,

que se abandona

al juego de reencontrarnos.

Anteriores huellas

me conducen a la savia

que vuelve a madurar

apenas se irradia

el verde de mi sarmiento.

La sábana, otrora soñada,

repite, monótona,

la atávica costumbre

de enredarse en tu cuerpo.

Es una trampa

en esa senda transitada,

y caigo en ella

en camino hacia tu noche.


sábado, 29 de agosto de 2020

Foto en sepia

 El ancestro es un azul,

alguna vieja sábana,

algodón rustico y duro,

regado de viejos sudores,

revuelta por pieles hoscas

del labradores o jornaleros.

Una fotografía en sepia

que aburrida, se destiñe

con lavajes de olvido.

Pensar que eso que está

ahí sin que se recuerde,

intacto prófugo de todo,

en alguna perdida madrugada

tal vez, después de probar

una cena y un lento vino,

germinó en el justo instante

la humedad de tus raíces,

que, según azarosos planes,

marchando de rutina en rutina,

transitó caminos de tiempos

hasta llegar a ser eso mismo

que hoy sos, solamente

el ancestro de los que un día

verán desintegrarse los pixeles

de cosas ausentes de su mundo,

entre ellas, ese azul ancestro

que hoy mira una foto en sepia.




viernes, 28 de agosto de 2020

Hazlo dulce



Hazlo dulce, hazlo lento,

que dure, que sea eterno.

Que sea la mejor oportunidad,

el primordial camino

donde poder fatigarse

queriendo se lo que somos:

fuego, agua y tierra,

elementos voluptuosos,

ardientes, creadores infatigables,

con labios por donde la vida corre

y oblicuas venas de satisfacción,

donde van llegando pájaros

cada vez que lo haces lento,

mordiendo las raíces

que roban la fuerza de mis pasos.

martes, 25 de agosto de 2020

Inevitable

En ocasiones la noche

se viste de tristeza taciturna,

el viento toca las plantas

con  mirada escondida.

Obstinado e insensible,

más cerca de lo que parece

por sus modos desencantados,

el día, dueño de sus actos,

no encuentra la fórmula

para acercar el arte de la luz.

Y allí estoy yo, soliloquiando

frente a, tal como diría Borges,

la dudosa seguridad de los espejos

( y sus pequeñas magias inútiles).

Una vana experiencia concreta

para quien ha fracasado en todo,

menos en vivir de pecado en pecado.

De los que hoy solo quedan

las memorias y el azul como color,

e, inevitable, (vuelvo a Borges),

solo existen los paraísos perdidos

y apenas, si logramos refugiarnos en ellos.


 

martes, 18 de agosto de 2020

La astucia de los sobrevivientes

 

Amanece y se hunde en barrancos de humos.

Sentado en un rincón de hollín, una taza de café

está llena de silencios y cenizas de amanecer.

En esa demasiada nada, sobrevive un sueño

que se amohosa como un trozo de pan duro,

pero persiste con la astucia de los sobrevivientes.

Piensa que es hora de descubrir las posibilidades,

cuenta hasta legar a tres y medita si no sería mejor

dejar todo para mañana, hasta que algún dios

respire, tranquilo y bueno, un feliz y dulce olvido,

que sea tan abundante y razonable que salve

lo poco mucho de lo que hoy no tiene ganas.

viernes, 7 de agosto de 2020

Carta al amante preso*

 “Querido mío de mi corazón:

                     Tú sabes lo que me pasa con este borracho que él fue a decir que me quería ir contigo y me han puesto en el cepo y así no puedo descansar este corazón de suspirar y aunque no te puedo ver no hay consuelo para mí.

 Qué haré sin ti yo que estoy loca por que me falta la prenda en que yo me miro y prenda de mi corazón, qué haré sin ti, yo que me muero sin remedio porque ya no hay mundo para mí.

 En qué espejo me miraré yo si me falta la prenda de mi alma que estimo yo y yo miro por la sangre que tengo contigo. No te vayas que quiero ir contigo, que si puedes salir para la caballada, ahí está el paisano que dice que te ha de esconder que vengas sin recelo hasta que por tierra bastante gente que esto te lo pido por el amor de Dios, que si no, estás perdido, que tienes el precio mal parado porque dicen que te van a ahorcar.

 Por Dios te pido que no me dejes que quiero morir contigo, que no hay consuelo para mí hasta que no te vea en mis brazos, que estoy rogando a Dios para cogerte en mis brazos, que no puedo descansar sin ti, caigito de mi alma.

Espero que me has de hacer este gusto que te pido por la amor a Dios, que estando la gente durmiendo te puedes escapar para fuera que es lo que puedo decir a Pepe… acompañarte para que te puedas escapar.

 Por la guitarra no te la envío por que la vamos a llevar con nosotros por tierra … que en lo demás no hay consuelo para mí y así escribime y dame ese consuelo por el amor de Dios.

 Que bien ves cómo estoy, la barriga llena, que quiero ir a parir contigo y así, no te canso más hasta que vea conmigo quien de corazón estima y verte desea

 es tu querida Ana María de Palacios

  *Tomado de: ““Mujeres en Tierra de Hombres” - Virginia Haurie


lunes, 3 de agosto de 2020

Un viernes de los tantos


Allí está, en el almanaque,

mezclado con otros días,

sin distinguirse, anónimo.

Un viernes de los tantos,

de los que no se destacan,

de los que pasan ligeros,

refugiado en los sueños

tatuados en el fin de semana.

Un día eclipsado por otros.

Y hubiera transcurrido así,

apelotonado entre otros tantos,

sí, como un pájaro veloz

no se hubiera posado en él,

el perfume de tu nombre

dibujado en letras,

que solamente dice

“hola, como estas”


jueves, 30 de julio de 2020

Volátil

Su voz entibia el frío, allá

en lo oscuro, tranquila.

Susurra otoñales hojarascas

con la quietud de quien

es demasiado frágil

como para  arder en lágrimas.

Su diáfana intensidad

ilumina los alrededores

y perfuma atardeceres.

Sus pies en el suelo caminan

distancias nunca recorridas

por su cuerpo de agua.

Volátil, pequeña y azul,

navega en cantos y versos

dejando perdidas brisas.

Ausente, todavía reaparece

en el opaco silencio

de sus pájaros, que quedan

palpitantes anidando el corazón.


miércoles, 22 de julio de 2020

Sobre las palabras


Intento entender las palabras,

conocer su hechicería,

descubrir porque se confabulan

y escapan, disfrazadas

de pájaros como espíritus libres.

Alguien las pronuncia,

en gritos o en susurros quedos,

y otro alguien las atrapa

con complacientes tímpanos.

¿Pero qué palabras

de ese alguien, aferra ese otro

que es un distinto alguien?

Porque desde que nacen

hasta que llegan, las palabras

viven su propia vida,

independientes, autónomas y volátiles.

¿Las que llegan, son

las mismas palabras que partieron?

o en su tránsito

de uno a otro mudan, se transforman?

Se ajan y malgastan

por la mediocridad y la impureza,

o bien se embellecen

por el talento y  la sabiduría?

Misterios de palabras

que requieren de gran coherencia.


viernes, 17 de julio de 2020

Julio

Julio tiene amaneceres burlonamente grises,

un frío que se mete por los pies descalzos,

y rocíos y goteos meditabundos, apenados.

En ocasiones coquetea el ruido del viento

filtrándose como una evocación aplastada.

Hay en julio un balbuceo de hojas temblando,

como un crepitante útero ausente de flores.

Sorprende con estrellas a las ocho de la mañana

y te atrapa con blanca luna a las seis de la tarde.

No es un mes para andarse quieto ni desnudo.

Por distraerse, a veces, julio suele ser tibio,

engañosamente lúcido y sereno, de color ámbar,

como queriendo desprenderse de la tradición

de ser un mes en que nada llega a reverdecer.




Ilustración: s/n - Mayra Alejandra Otero


jueves, 16 de julio de 2020

Aves de paso


No era dueña de una boca carmesí,

obscenamente roja. Ni sus ojos

opacaban la luz del sol en el amanecer.

Su cuerpo era normal, tan solo de mujer,

carne y piel humana envolviendo

la ternura y la paz de un abierto corazón.

Su voz tenía algo  del sonido del mar,

suave como alguien que llora muy despacio.

Su andar, una impostergable ceremonia

de caminar siempre a ninguna parte,

saludando lo invisible con torpe caricia.

Mezclaba sueños explicados al silencio

de un amor, uno solo y siempre el mismo.

En un tiempo tuvo alas, luego no tuvieron importancia.

Una noche de presagios se precipitó

en la tormenta de seguir viviendo su historia,

se acurrucó en el cosquilleo filosófico de un cigarrillo

y partió en la búsqueda de su estación definitiva,

dejándonos en la certeza de ser solo aves de paso.


miércoles, 15 de julio de 2020

Clara y humilde

Tengo la misma sed que el primer día,

esa pretensión de substancia infinita.

Y, sin tregua, el momento de nervios.

Nada ha mermado, salvo el tiempo y el agua.

El tiempo con su algo siempre indecente,

y el agua, clara y humilde que pasa

bañando los sueños que queremos soñar.



sábado, 11 de julio de 2020

Triviales palabras


En oscuro rincón,

sin rostro ni sombra,
torpe e inmóvil,
oculto por velo denso,
yace escondido
el canto nocturno
de un solitario amor.
Se ahoga en espera
frente al gato inmóvil
de ojos azules.
Vacío inmenso
en el que dialogan,
en muy baja voz,
monótonos fantasmas.
¿Estarás despierta?
Triviales palabras que,
en la garganta duermen.
Ilustración "Gatos" - David García Rincon