jueves, 30 de abril de 2020

Poema de mujer

Jamás pude terminar de verte,
aunque siempre me encontré,
atónito, ante las suaves ondas
murmurantes con que regalaba
tu cuerpo la ardiente siesta.
Ángel de conjuro e incienso,
con fragancias de marismas
y presencia de sargazos y paz.
Refugio sin nombres ni vestidos,
como un aturdidor pórtico mudo,
tibio conjuro de valva que atrapa.
Cultivas, en el huerto de tu piel,
la realidad de una salvación
que se dibuja con filigranas
suaves, como un poema de mujer.


Ilustración: "Poema de mujer" - Mayra A. Otero

viernes, 17 de abril de 2020

Naranjos amargos


Naranjos amargos, allá, lejos,
me recuerden a ti.
Me aroman, como aroma tu piel.
Soy viento y te acaricio,
sin dejar huella, solo vagando
sobre tus labios y tu carne,
que se escurren de mí, dejándome
 desamparado y desolado.
Sabor amargo de naranjas agrias,
flor peregrina sin dueño,
y yo sin cobijo, desalojado y solo,
mirando, allá lejos,
como perfuman naranjos amargos.

Todo ese silencio

Me gusta saber adónde vamos,
si la grieta que habita el cuerpo
atrapará con la mano el pecho.
Si verdes amores falsificaran
sombras donde cava el deseo.
Anoche, escondido y en calma,
no pude decirme estas cosas,
no lo conseguí por los truenos,
el mal tiempo del corazón latiendo
y el ruido de unas casas más abajo.
No quise dejar que todo ese silencio
se deshiciera con pensamientos.



Ilustración: "s/n" - Mayra Alejandra Otero

miércoles, 15 de abril de 2020

A la deriva


De noche, casi de perfil,
señalándome,
un frío de vidrio me penetra
tenebroso e incontable.
Ligera mano que mansamente
espera, tranquila,
que ronde mi cabeza la almohada,
para encontrarme
dócil, inmutable y desnudo,
y allí enhebrar
intrigas sin ningún valor ajeno,
simples joyas de la nada.
Zarzas que apartan al sueño
a roeduras blancas,
dejando entreabierta la agonía
de mi mente a la deriva.

martes, 14 de abril de 2020

Polvo

El polvo duerme su cansancio
en un vacío sin ruidos ni formas,
disimulado entre la penumbra
rescatada de cualquier firmeza.
Enredado en un apático letargo,
en la oscura verticalidad presente.
Pasa desapercibido, clandestino,
como una oscuridad agonizante
inmersa en un destino de misterio.
Desnudado de lo que ayer fue,
privado de la sangre del aire
y de lunas buscando lluvias,
es solo polvo de dignidad herido,
deseando que algún viento, señale
cual ha de ser su nuevo camino.



lunes, 13 de abril de 2020

Saliendo a buscarte


No sabría decirte dónde,
ni cómo ni cuándo, nació
este amor que, escondido,
lastima hasta en sueños.
Seguro fue cuando mis alas
que estaban fuertes y verdes,
se atrevían a lo imposible.
O cuando saltó de mis ojos
la sabandija del deseo
y se posó en tus muslos
(tal como vos pretendías).
De eso, tiempo ha pasado,
carcajearon muchas horas
desnudas de cualquier apuro,
la distancia se habitó
de lágrimas blancas y suspiros.
Y yo, que no sé llegar tarde,
que soy puntual en los ayeres,
me veo recién amanecido
fuera de ti. Saliendo a buscarte.

domingo, 12 de abril de 2020

Latidos ebrios

El comienzo fue al ras,
un simple comienzo de lo tosco.
De repente, tras la bruma,
enjambre de dibujos
conquistan a la noche.
Vorágines de ventanas forasteras,
mariposas retratando
un agitado vuelo.
Furias de silencios,
bocetos de añoranzas.
En tus brazos,
intrusos fantasmas,
dibujan viñetas
o cicatrices de latidos ebrios.



sábado, 11 de abril de 2020

Solo yo


Esconderme tus ojos,
descubrirme navegante
de tu cuerpo entreabierto.
Palpar en callada desidia
el temblor de tus muslos,
visitar el extraño paisaje
de tu territorio infinito.
Descender hasta el fondo
de tus fronteras ocultas,
quedarme en ese tiempo
sin tiempo de tus pausas.
Cerrar los labios en tus fuentes
y escuchar en el silencio
de tus furtivos espantos,
esas pequeñas muertes
que te anidan como música
de una canción distinta,
burbujas que se deshacen
en el sitio donde, solo yo,
entiendo tus palabras.
Ilustración: s/t  (woman) -  Wiliem de Kooning


viernes, 10 de abril de 2020

El sarcasmo de la oscuridad

Los ojos abiertos durmiendo en silencio,
desde algún lugar me llama la ciudad.
Grita mi nombre y se detiene a escuchar
el rotundo aplauso de un eco disponible.
Me cobijo con cenizas azules y cerveza,
cerveza alta, rubia y de quietos ojos verdes.
Unas se esparcen con el viento más leve,
la otra se disipa esperando méritos mayores.
Entonces es la partida, aprendiendo a volar,
hasta que la ciudad se rinda y ya no me llame,
prolongando el  sarcasmo de la oscuridad.



jueves, 2 de abril de 2020

Ingratos secretos


Descifrar designios.
ese parece ser
el destino de los gatos.
Impasibles, escondidos
en su artera mirada
y sin que se muevan
sus estoicos bigotes
reanudan diálogos
consigo mismos.
Con ronroneos inversos
no saben del callar,
ni saben del hablar,
pero sus voces de golpe
tienen poder de hipnosis
y así, como callados,
tan oscuros e inciertos,
descifran socarrones
ingratos secretos
con excesivo celo.