jueves, 28 de febrero de 2019

Dichosos

Quien no tiene un recuerdo
dulce y encendido
de la cintura de una mujer.
Quien no guarda la voz precisa
de esa única palabra
que nos hizo temblar días enteros.
Quien no vibró ante unos ojos
que dejaron un recuerdo dulce y encendido.
Dichosos aquellos que custodian
esos pequeños tesoros que, pese al tiempo,
logran despertar al corazón dormido.



miércoles, 27 de febrero de 2019

Fuego en la sangre


Tibia, la mano resbala por la espalda,
es un gato avanzando hacia lo cóncavo,
a la cascada de transparente curva.
Acaricia los diseños de la gracia
y roza la fruta partida de los muslos.
El cuerpo se estremece en tempestad,
olvida su propia historia, se abandona
al electrizante relámpago del ínfimo instante
en que el roce, levanta y desgasta olas
sobre ese mar de la piel que tiembla.
Se lanzan caballos hacia azules riberas,
mientras el deseo avanza silencioso
por prados siderales, encendiendo, lento,
una hoguera de fuego de la sangre.

Ilustración: "Caballos trotando" Rui Yungle

martes, 26 de febrero de 2019

Visitadores enamorados

Nuestro algo escuálido amor
viene desprovisto de mensajes,
es miembro de paneles ocultos.
 Diría que es profeta de lo inútil
o una incierta reunión escénica.
Nunca está en el lugar apropiado,
 ni en las fechas convenientes.
Aparece como el genio de la tierra,
capricho moldeado como espiral
 de carne o queja de las manos.
Es apenas un estímulo onírico,
muy extraño y nada envidiable.
Habita esa desértica extensión
que llamamos, pomposamente,
nosotros, con memoria particular,
vueltos de espalda y con vacilación.
No somos más que, en ocasiones,
puntuales visitadores enamorados.



lunes, 25 de febrero de 2019

Con la primera luz


Con la primera luz nadie sabe nada,
todavía todo es silencio, viejas voces
que tienen aún un poco de la noche.
El color del cielo se resiste a despuntar,
a trazar su enigma propio de paisajista.
La luz en su suave andar sobre el vacío,
va dando, callada, azules improbables.
Las nubes transitan porque sí, a solas,
empujadas por la fuerza de lo que no se ve,
con un destino imposible de descifrar
y una certeza de viaje interminable y pura.
Un nuevo lenguaje alumbra en secreto,
cada día, siempre palpitantes, debemos
descifrar sus palabras húmedas.

domingo, 24 de febrero de 2019

No crece hierba fresca

El aire se consume en el humo del cigarrillo,
detrás de esta ventana está la habitación.
Si la puerta se abre, un oscuro pasillo serpentea,
aprisionado por paredes desteñidamente rojizas.
Mas allá la calle, donde se arrojan los cuerpos,
desgarrándose desesperados al hallar la soledad.
No crece hierba fresca en el llanto de la nieve,
el dinero quedó en la breve arena ardiente del colchón.
Ahora el sonido alegre del orgasmo y el alcohol,
es un abismo que, como veneno, gatilla en las sienes.
Desenfrenada horda se consume en el frío glacial,
antes ruidosa, ahora trueno callado marcha al barracón.
Cuatro pesadas monedas permitieron acariciar la luna,
mañana volverán a ser mineros, camino del socavón.



sábado, 23 de febrero de 2019

Noticias ocurridas hoy


En la esquina del re menor
dibuja un loco viejo el sol,
su pincel con alegría mueve
entre sus rosados dedos.
La delgada silueta se puso lentes
y, de hojalata, una armadura.
Asomado a la cornisa, un grillo
afina la prima y la bordona,
según la nota que desde arriba
le susurra el viento oscuro.
Piedras de verdín cubiertas
cruzan solas por la bocacalle.
Un borracho, estrepitoso, insulta
porque ya han cerrado los bares.
En la persiana roja duerme un gato
quizás soñando que es un tigre de papel.
El diario, impreso en tinta china
me informa de estas noticias ocurridas hoy.


viernes, 22 de febrero de 2019

Redimida

Liberada al fin de la lujuria de otros cuerpos,
tu libertad carnal, inmaculada e independiente,
se ahorra tantas molestias y queda mitigada,
descansando en la elección de yacer desnuda,
con tu lengua, guasa y voluptuosa, saboreando
palabras ficticias e intemporales sin alguna culpa.
Ya no hay vergüenza que ahogue tus carnes,
ni otro calor que sofoque, sino tu propio calor.
A solas reconstruyes tu día de silencio peculiar,
tu presencia tan singular, tan única, tan allí, tan ahora,
esa que gozas sin que ningún diablo sonriente te moleste,
ni hurgue en tus estanques, hoy suaves y despejados.
Los colores regresan, la tormenta su rumbo ha cambiado,
ya no eres fugitiva de tu propia conciencia. Puedes decir
“ahora no” y esa bandera como se debe será respetada.
Para ti desapareció por siempre la sensación de peligro,
pero también sabes que fuera de ti hay otras.



jueves, 21 de febrero de 2019

De sangre y marea


Abre el amanecer sus ventanas remotas
Más que lenta, intenta inventarse la verdad.
Del nocturno lamento nada se escucha,
la brisa desarma verdes y mudas envidias,
cerrando, con indolencia, puertas invisibles,
entreabriendo al sol ranuras secretas.
La lúcida conciencia de un cielo impasible
desborda un tacto entre sutil y blando.
Se ahuyentan al azar retraídos fantasmas,
Mientras, el roce de tus muslos cercanos,
recibe el fervor apasionado que brinda mi mano,
con la avidez de un rumor de sangre y marea.

Con septos

Se frustra la roja manzana
sí de ella ninguno se tienta.
Dormita el fondo de la calle
en el sopor de las dos farolas.
No oculta el muro de cristal
la invisible belleza desnuda.
Las grietas del vacío tropiezan
con el cuadro clavado en la pared.
Se escandaliza la cuna de piedra
por el cuenco de su vientre sin luz.
Son pesadas las copas sin vino
y hueca la silla siempre vacía.



Ilustración: "La silla vacía" - Raquel Carbajales

Coronado de cano y gris


He nacido frente al mar,
crecí con un gusto salobre
en la saliva, y abismos morenos
en la mirada. Acostumbrado
a la caricia del frío y el viento,
me forjaron páramo y pleamar
y un arraigo de nieve y de lluvia,
terminó de fraguar mi hechura.
Era entonces, sin arrugas,
maleable arcilla en formación,
joven cuerpo donde anidó
la inquietud que me hizo humano.
Lanzada flecha de fina arista,
portador de intactos sueños.
Luego seguí a mis pies errantes,
haciendo señas con los brazos
levantados, agitando harapos,
embistiendo con los ojos cerrados
los raros pájaros de la aventura.
Pequeñas lunas apaciguaron mi cal,
endulzando el delirio de querer
vivirlo todo, sin culpa ni pecado.
Ya maduro, coronado de cano y gris,
agobiado el arco de mi espalda,
pero con enarbolada copa oscura,
disfruto del papel y del amigo
y aún navega raudo por mi sangre
el intento de construirme hombre.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Ebriedad franca


Habitas una gruta de la pureza
a la que me asomo, insolente,
con indiscreta ebriedad franca,
venciendo la inquietud del ahora,
pulsando los silencios de la prisa
en el feroz candor del debutante.
Nada digo. Una suerte de pálpitos
sacude mi mano y mis insomnios.
Con la boca mojada revelas tu piel
pero yo no sé aprender a llegar.

martes, 19 de febrero de 2019

Esto es todo

El ayer pasó, ¿blanco o amarillo?
Tardó más que el año pasado.
Los gorriones y un par de casas
se perfuman con un aguacero.
Una forastera enciende una vela,
Queriendo iluminar algún caminante
que presiente llega a su corazón.
A lo lejos una nube nunca se movió.
Esto es todo en la brisa de la mañana.



domingo, 17 de febrero de 2019

Formas desleales de la ausencia


¿Dónde comienzan los caminos?
El mar nunca huye por estelas,
sólo regresa para volver a empezar.
Las olas arrastran trozos del pasado,
pero no guardan las ilusiones perdidas.
Un primer paso, tiene la eficacia abstracta
de dar inicio a todas las rutas a recorrer,
luego, las huellas van huyendo de nosotros,
inexplicables y breves se derraman
siempre detrás de nuestro avance.
No son más que formas desleales de ausencia.
Solo las últimas gaviotas saben regresar
al agua templada de las historias breves.
La costa es un futuro sin demasiada prisa,
un puerto que se aleja, como buscando un margen.
Se desvanece el mapa, si la mirada no lo sigue.



Ilustración: "s/n" - Mayra Alejandra Otero

Ritmo desgranado

Confidencial, el silencio, con su voz furtiva,
acompaña mi insomnio por los cauces
cansinos de la noche. Un ritmo desgranado
escribe sosegada sucesión de rumores,
que, como olas cansinas me envuelven
en una floresta oscura de voces marinas.
Divago, templando en mi mano la vacía copa,
sedimentada con el ocio que trae la lluvia.
Soy una ilusión en la que permanezco,
como un eco en marcha hacia la ausencia.
Quedan tantas y tan pocas cosas por hacer
que la lentitud de las tardanzas poco importa,
siempre hay tiempo para lograr lo imprescindible.
La armonía brusca de lo abrupto no es mi fuerte,
menos en esta noche, en que solo deseo,
seguir nutriendo un papiro de suspiros y metáforas




sábado, 16 de febrero de 2019

Notas ahogadas


Un saxofón entreteje en la noche
sonidos de máquinas ingenuas.
Notas ahogadas, sin deseo ni prisa,
un sordo frescor de enredadera,
pálida espina en un corazón clavada.
Lo escucho, fugaz, sobre otros cantos
que trae la desvaída y honda noche.
Adivino a un solitario en su habitación,
que se hunde en un océano oxidado.
El sonido de su saxo es el viento,
que lo arrastra por un mar deslucido
de tristezas, mientras, un suave trémolo,
araña el aire nocturno que es denso y añil
en la tibia pleamar de su alma musical.

Las hojas al caerse

La verdad llega como huésped incómodo,
se apoltrona, serena, con su propia ironía,
desnudando historias de viejos amores.
Las palabras son memoria y piel, herida
intacta, inmediata y roja. Arcaicas derrotas.
Vivir es un destino frágil, un respirar apenas,
sueños que naufragan en el mar del olvido.
Con prófuga tristeza que viene y se queda,
hablan de nosotros, las hojas al caerse.



jueves, 14 de febrero de 2019

Viejo pecado



En ti, todo es nuevo.
Aún ese viejo pecado
que es deseo de otros.

Doliendo lento

En estos días cubiertos de nubes,
los fantasmas de la ilusión deambulan
escondidos en los muros, entre espinos,
visibles entre luces y reflejos,
doliendo lento sobre el cuerpo y las sombras.


martes, 12 de febrero de 2019

Piel inmadura


Hubo un tiempo en que tu ausencia
inundaba todo mi paisaje interior.
Me hundía en la negra losa del insomnio,
en el laberinto de la noche inmensa.
Hubo un tiempo si, en que el vértigo,
llenaba todo el espacio entre tú y yo
con una pasmosa soledad irremediable.
Ahora todo eso es un tema antiguo
del que no queda ni memoria ni olvido.
Aquel mundo dejó ya de existir.
Fuimos afortunados, a decir verdad,
supimos dejar de lado nuestra piel inmadura.

lunes, 11 de febrero de 2019

Sueños masculinos

Antes no encendías jamás la luz,
cuando tu cuerpo era un retoño
y en él, me embarcaba de grumete
para despertar navegando tus labios.
A oscuras tejía tus formas bizantinas
y saboreaba dos veces tus adjetivos.
Hace siglos que sol sigue sin ponerse,
y si se pone, prendes todas las luces.
Igual persisten mis sueños masculinos.



domingo, 10 de febrero de 2019

Paradigmas urbanos



La tarde de verano se arroja sobre la luna,
un gato nivela sus malabares en la pared.
Hay ruidos y las ramas de un árbol indeciso,
es un viejo plátano temblando en la acera.
Sombras azules y profundas van surgiendo.
Raudo, un eco de bocinas pretende ser voz
de una ciudad vestida de colores púrpuras.
Uno podría no existir y todo seguiría igual,
solo somos pequeños paradigmas urbanos,
y estos también, algunas veces, cambian.

sábado, 9 de febrero de 2019

Tu cuerpo

Para lo mejor
y para lo peor,
tu cuerpo.
País de las maravillas,
color de lo absoluto
arranca la ausencia.
Perfuma,
hasta perder aliento,
sin medidas,
sin lógica.
Ensayo de atascos
y acopio,
tu cuerpo.



A flor de piel


Si nos separamos, no volveremos a vagar
por el paisaje interior de nuestras charlas.
Tal vez, me quede la imagen de tus manos
volviéndome presa fácil en la noche inmensa.
Añoraré el laberinto de tus casuales caprichos.
Tu ausencia se hará exclusiva dueña del aire,
la cama deshecha guardará formas extrañas,
el mapa impreciso de tus muslos desnudos.
Archivaré, en blanco y negro, la imagen alegre
de verte desayunar naranjas, tirada en el lecho,
ocupando un espacio siempre desmedido
para tu pequeño cuerpo de inquieto remolino.
Demasiadas cosas aguardan si nos separamos.
Mejor sigamos con este abismo siempre a flor de piel.

viernes, 8 de febrero de 2019

Hechizo infinito

Me siento especial antes de amarnos,
como un extraño que vino de lejos,
portador de una emoción aldeana.
Como si tuviese un amor navegante
que, sin rumbo, encabrita al corazón.
El cuerpo a modo de carbón ardiente
y la piel quemando en hechizo infinito.
Y eso dura hasta que me sumerjo
en someras caricias clandestinas.



Ilustración: "Sombras" - Irene Morack

jueves, 7 de febrero de 2019

Nuestros silencios


Vino de lejos, como un ángel desde dentro,
con ganas de cambiar y cierta desazón.
Se destacaba por sus notas de silencio,
y el cielo azul cansado que dormía en sus ojos.
Me acompaño en madrugadas difusas
y en las tardes en que desafiábamos el abismo.
Vivimos la espontánea indefinición de los amantes,
los hoy siempre volátiles, pero insuperables.
Nos encontramos después errar por tantos cuerpos,
siempre vagando por los horizontes inmensos
que descubríamos, aún vírgenes, en nuestras pieles.
Un día, apagamos las brasas de los últimos fuegos,
o al menos eso creímos. Algo sigue allí en nuestros silencios.