martes, 26 de julio de 2022

Exiliado de mi mismo


 Cansado del viento y sus trucos,

trabajo en una historia de brisas,

de invisibles peces y de símbolos,

ausente en un viaje de catálogos.

Me presento tal como soy: humano,

para quien ambicione conocerme,

y a la vez confusión y transparencia

para los que disgustan el tratarme.

Completa erupción de plenos vacíos,

cargando un andamiaje de verbales

reliquias y volátiles penas taciturnas.

Soy un árbol de raigón profundo,

que culmina en alas palpitantes

y florece en versículos invasores,

esperando la poda o tal vez la tala

que arranque el moho usurpador

que opaca la memoria tempestuosa.

Mientras tanto y hasta que se dicte

el veredicto, exiliado de mí mismo

la faena es durar en el crudo invierno.



jueves, 21 de julio de 2022

Las normas

Toco tu boca

(siempre es poco)

con altiva libertad.

Un azar que busca

Desorientar, o mejor,

escandalizar

ese esperado algo

que sabemos,

nos desbordará

los bostezos

y el ombligo

cuando tus alas

se abran húmedas

bajo mi desnudez,

ansiosa y deseada.

Luego vendrán

temidas impotencias

que laceran

la infinita vanidad,

mientras hablamos

intrascendencias,

cómo calienta el sol,

el amor, el alma,

o la vejez que tememos.

Y así hasta la próxima

vez que toque

nuevamente tu boca,

y todo recomience

con ese libertinaje

imprescindible

para los que, felices,

nos burlamos

de las normas.

 



miércoles, 13 de julio de 2022

Pecado

 

He perdido la cuenta

de las muchachas que pasan,

enredadas en el vacío

del desvarío que me brota.

Entre mi carne duelen

los vientos con que vuelan

mensajes silenciosos,

feroces de deseos perpetuos

que despiertan sus faldas,

mientras mi mano, lenta,

mengua su galope

tamborileando la mesa.

Pecado es dejarla allí,

cuando su pulgar podría

acariciar la carne madura

que se agota sin sentido

en el primer eco de un suspiro.

martes, 12 de julio de 2022

Despistando sombras

Mi otro yo está nublado,

se enfría, se rompe.

Acapara todo el aire

ese simulacro de metal,

fogonazo llamado vida,

Y siempre, a la hora justa,

sostiene un corazón,

tiñendo el tiempo de la pena

con pinceladas de futuro,

en el que vos, durmiendo

ese sueño largo, inevitable,

estas furtivo entre los dedos

que sostienen el mate,

el cigarrillo o el café que humea

Presencia tejida por tristezas,

detrás de lo acuoso que visita

mis noches de imperfecta simetría.

Vuela alto cisne dormido.

Hasta que una misma noche

nos arrope despistando sombras.