Dime si existe una noche
en que no amas a nadie.
Si es así, que triste noche,
como para dejar que vayas,
con el acoso de
tus soledades,
adormeciendo adioses,
que ya no son para nadie.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
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