El
ayer, regala su ausencia,
en
la mitad del camino
de
esas calladas estatuas
cuya
sombras, van muriendo
al despuntar
un nuevo día.
Abrazado a tu
sola estrella,
busco
transferir
un ángel
cuando la
noche escapa.
Crear lunes
de creencias
con los que
dar el pecho
al resto de
toda la semana.
Un cuatro desnudo
me cobija
desde que tú
no estás.
Dramaturgia
en pesadilla
del deseo
bajo la lluvia,
ecos de tu
piel desnuda
habitan en
la oscuridad.
Y con eso,
muero. Renaciendo
en
lo pardo de tus ojos,
reducto
en el que me cobijo
humedeciéndome
en poesía.
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