viernes, 25 de octubre de 2019

Magos de las lluvias



Sobre el barranco se dibuja la nota borrosa
del presagio de una de la estrella fugaz.
Los que creen saberlo todo,  por causalidad,
encuentran predicciones donde solo hay
el camino efímero de una borrachina estrella.
Los pánicos, entre las sombras, se brindan un festín
escondiendo las mezclas perfectas del futuro.
Los ilusos compran a plazos un abecedario escéptico,
que nace de la concha de una caracola azul.
Tercos y bulliciosos son felices debajo de la piel,
mientras los magos de las lluvias les lavan los bolsillos
y se quedan con el agua, la noche y el sonido de luna.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Resumir el hastío

Afuera, el detalle de un gato brilla un instante.
Lo miro con el iris desnudo del alma (al fin tengo una).
se inclina un poco el ecuador al observarlo,
fragmento que pasa desapercibido para todo el resto,
para ti y para aquellos que piensan que todo es frío.
(Débiles manejados por el miedo al soñar)
Junto a las margaritas, el silencio acuna al rocío,
las sombras aguardan el sopor del mediodía.

¿Hay otra manera de resumir el hastío?



lunes, 21 de octubre de 2019

Nada nos separa


Primeramente, antes de amarnos,
veo tu cuerpo, te toco, sigo tu mando.
Disfruto el placer de lo absoluto
que me aguarda y está por venir.
Te escucho callar, conmovedora y bella.
Temblando desaprovecho el aliento
que me regala tu perfume y esencia
de mujer. En esos instantes,
previos al primer torrente del diluvio,
mortalmente intolerables,
nada nos separa.

Ilustración: "Nada nos separa" - Felipe Ortega Regalado

sábado, 19 de octubre de 2019

Locura mansa

El ruido del viento llega sin voz,
el silencio empapa una soledad
 secreta y con aires franciscanos.
Poco a poco, se empaña el cristal
del recuerdo. Ayer, hurgando
en la penumbra, descubría un camino
su mano sobre el temblor de tu piel.
Estaban solos y sin palabras,
fundidos en la penumbra, desnudos
hasta los pies, en la belleza que deja
el cansancio cuando se ha desvivido
el  instante, infinitamente fugaz,
que vertió la corriente que te hizo temblar.
Entre tus carnes y huesos un todo que,
casi hasta el alma, te vibró colmada.
Pero eso fue ayer. Su aroma a tierra,
su ardida dulzura, ahora apenas se nota.
Te sientes como ajena, íntimamente intrusa
en un cuerpo empapado de otro cuerpo,
desconocida isla con exactitud de infinito.
En tu boca, sin rastros, vive su nombre.
Se inmola un eco en cada latido
y te repliegas en el cobijo del lecho,
durmiéndote en la locura mansa de amar.



viernes, 26 de julio de 2019

miércoles, 24 de julio de 2019

El opio de la luna

A veces, suelo soñar con un azul lejano,
alucinado por el opio de la luna,
copiando en secretas pupilas
notas musicales y tonos suaves de violeta.
Es como si disfrutara de un brindis,
de la plenitud de un secreto o de una entrega,
como embriagarme de un licor de ingenuidad
y caer en un vértigo sin alba y sin ocaso.
Despierto, guardando una imagen ya perdida
con la certidumbre de un inmenso arrebato.
En tanto se disipa ese blando misterio,
me regreso al sarcasmo de la propia vida
donde acumulo cansancio, languidez y olvido.



domingo, 21 de julio de 2019

Página blanca


Que mejor ejercicio en este día de lluvia,
que intentar descifrarte escuchando
las cosas profundas que las gotas dejan
deambular sobre el marco de la ventana.
Descifrar el vagar de tus alegrías dormidas,
de tus brazos atravesados sobre tu vientre
y el ángulo absurdo de tus piernas, recostadas
como un tronco inclinado por tenue viento.
Irremediablemente vestida solo de tu piel,
acunando una sutil sensación de desgano.
Sigiloso, esbozo una caricia ausente
que me brinde una pista para evocarte,
y mi mano, dócil al misterio de tu carne,
se pierde en los laberintos de tus latidos.
Mis intentos se resquebrajan bajo la inercia
de quererte así, ignota e inexplorada,
aquietada en el candor dormido del reposo,
y dejo que la lluvia, canción distante que se pierde,
haga de ti una página blanca a descifrar.

Tan cerca

El crepúsculo recorre un camino solitario.
Ninguna huella, ninguna flor, ningún ave.
Hojas jóvenes, hojas verdes, hojas nuevas
bailan en el viento que es de otoño. Danzan
en el camino, alegrando el viaje vespertino
hacia la fragancia que lo aguarda en la noche.
Es incapaz de dormir, estando ella tan cerca



sábado, 20 de julio de 2019

Tenue y breve



Sin sombra, solo huésped de un instante,
alguien pasa con ausencias de rosas.
Tenue y breve, como una canción lejana,
no es más que el llamado de un desvelo
que languidece en la hoguera de la tarde.
Deambula el viento, marinero del olvido,
y pregunta por ese otro lado de la vida
donde las tormentas borran huellas azules
y se alejan, invisibles, los sueños inacabados.
Su pregunta solo es una distracción del destino
con alas de paloma yendo hacia ninguna parte.

lunes, 15 de julio de 2019

Cárcel y paraíso

Tu cuerpo, ese  campo de batalla
donde me alojo en pedacitos,
ocupando los espacios absolutos
y hurgando en los sitios más secretos,
es mi propia cárcel y mi paraíso.
En él se apacigua la ira pequeña
y emergen los amores de la piel.
Me protege de mis soledades últimas
y me conmueve, simple y primitivo,
en sus sitios de ternuras y llantos,
en su azúcar y aromas caben mis sueños.
A esta edad, aún me pierden sus contornos
y cobran vuelo las alas de la vida.



domingo, 7 de julio de 2019

Los puertos del lenguaje


Nada ha concluido,
ni es demasiado tarde
para descubrir la existencia
de la  medianoche,
en los puertos del lenguaje
de las luchas amorosas.

sábado, 6 de julio de 2019

Intimidad azul

Sombras lluviosas
bailan en el silencioso viento,
silencios de horas desnudas,
y de una mujer,
el nocturno beso húmedo
trenzando llamas en un suspiro.
Sutil y aventurado placer,
sin comienzo ni final,
bálsamo de lluviosas sombras,
ternuras de crepúsculos,
transparente y final almíbar
que alcanza alturas de intimidad azul.



Ilustración: "Intimidad Azul" - Pepa Herrera

viernes, 5 de julio de 2019

Me destierro


Me destierro en ancho campo del olvido,
Amargo comienzo interminable
de lo que solo es extensa distancia entre dos.
Vencido me preparo para estar en lo ausente,
oculto aún de lo que pueda quedar
de aquello que hoy es tu desmemoria.
En algún sitio, enterraré mi corazón hundido,
hasta que la lluvia, que borra tiempo y distancias,
germine brotes que asciendan lentamente
hacia alguien que aguarde y resguarde mis pasos,
para ahuyentar, con ternura, la soledad y el frío.

jueves, 4 de julio de 2019

Viajeros del invierno

En medio de esta hora en que se amanecen los días,
no importa que sean lunes, miércoles o pálidos domingos,
siempre, en medio de esta hora, imagino, ingenuo,
que piensas en mí, Pero sé que eso no sirve para nada.
Si me pensaras, no existirían papeles manchados de tinta,
ni el invierno gris o las tardes que palidecen harapientas.
Tampoco el vacío futuro que imagino esfumándose a lo lejos,
ni yo andaría dudando y dudando de mis muchas dudas.
Pero eso no importa mucho, ya que solo dura un breve tiempo,
hasta que las voces anónimas que habitan en el radio
me envuelven en la demasiada crueldad de vivir la realidad,
y allí descubro que, a esta hora, o tal vez ya nunca, piensas en mí.
Entonces abro la puerta al látigo del frío, miro los ateridos malvones,
me asomo a la calle congelada pecho adentro, y me sumo
al tumulto de todos los que, no somos más que viajeros del invierno.



miércoles, 3 de julio de 2019

Manos desiertas

Un silencio mineral, doliente y callado,
deja el paso de tu huella indiferente
en mis manos sin las tuyas desiertas.


Perezosas mañanas


Estas perezosas mañanas de invierno,
mordiendo impasibles mi nada,
se abren camino, como debutantes,
por los laberintos de mis venas secretas,
insistiendo en desterrar la tristeza sin arraigo
de alguna que otra primavera tronchada.
En los ventanales descarriados de olvidos
se estremece una cosecha de renuncias.
Me cobijo en atropelladas ignorancias,
reivindicando de mi cuerpo las paredes derruidas,
examinando los ríos de tus piernas
y las colinas donde mis ojos maman combates
que encienden palpitantes brasas.
Luego, a las siete y treinta exactamente,
germino renovado entre los pájaros del día
y permanezco abierto a los antiguos soles
disfrutando del renacimiento del hombre.

martes, 25 de junio de 2019

Horizonte

Ahora mismo,
ahora que todo vuelve,
un remolino de agua
va apagando todos los fuegos
de aquellos
con  quienes he amado.
Mucho amo todavía,
tanto o más que antes,
tal vez a las mismas gentes,
de una manera diferente.
También a otras que hacen dulces
las cosas pequeñas.
Los años pasan más de prisa,
el viento en la cara siempre
me mantiene en vela. Alerta.
Tal vez ahora tenga mas
los pies sobre la tierra ,
o me enmascare menos en la vida.
Ya no son tan largos
los silencios y las esperas,
o aprendió la paciencia a ser paciente.
Disfruto del río que sigue su curso,
unas aguas vienen, en tanto de otras,
lentamente nos dejamos.
El horizonte ahora es reposado,
de ti, no me aleja ni me acerca.
Ya me colmó con todas tus presencias.





lunes, 24 de junio de 2019

No es obligatorio


En el aire, se balancea
un oficio difícil de entender:
el de armar un día
que puede ser mentira.
Un sol clavado en lo alto
y escondidas lluvias frías
en la habitación de un hotel,
mi mundo, limpio y perfumado,
huele la miel de la esperanza,
mientras la ciudad, la tarde y tú,
están desnudas y aturdidas.
Un azul reciente se construye
con todas las arrugas del ayer.
Envejecer, ese es el oficio
que se desborda a cada hora.
Por ahora, ni tu ni yo somos viejos.
No es obligatorio, sino inevitable.


domingo, 23 de junio de 2019

La mariposa y yo

Mariposa,
estamos tan heridos.
Tu prisionera
de la luz en la noche noche,
y yo aquí,
con mi lengua salada por el mar.
Qué ligera
se  nos llega toda herida,
y cuan profunda
viene, si es de amor herida.
A ti mariposa,
te ha perdido el resplandor,
que noche a noche
troca en polvo tus frágiles alas,
yo, me marchito
en el secreto de unos ojos
que con sus silencios
mi sangre, fatal, coagula.



sábado, 22 de junio de 2019

Después del mediodía


Un  azul-azul, indómito y febril,
brotó en la timidez de tu mirada
cuando acaricié la vigilia
que, tibia, perfumaba tu boca.
Inesperada y audaz, una sonrisa
vivió su destello tenue y furtivo.
Fui feliz después del mediodía.

Siempre en la misma piedra

Me gustan  los espacios que habitan tu cuerpo,
las tinieblas con que vistes tu perfecta desnudez,
la desmemoria con que mis manos te descubren
y ese licor derramado que amanece bajo tu vientre.
Las lentas palabras que se te escapan, obscuras,
en la delicia que vibra en el diapasón en tus formas.
Me atrapa el espeso otoño de tus escondidos lugares,
esos, en donde el tiempo no transcurre, sino habita.
Escurrirme, placido, certero y voraz, entre el sí y el no
que va y viene de la fuente de todos tus deseos.
Finalmente me reconozco vagabundo de tus contornos,
tropezando y cayendo siempre en la misma piedra.



viernes, 21 de junio de 2019

Diluida en la bruma


Verte venir burlando el asfalto
y este mundo reteniéndome
en la penumbra de la acera opuesta.
Un trazo de sombra y te marchas,
todo tan absurdo y cierto
como ese rastro, anónimo y ajeno,
que me recorre la espalda
y no entiendo su significado.
Desde mi ojo, solo una mancha
que huye es tu cuerpo, esquivo.
Sin haberlo previsto, me confunde
el hueco breve que dejó tu paso.
Como en un simple juego
sé que mañana todo volverá
a comenzar, cuando aparezcas
por la esquina, diluida en la bruma.

jueves, 20 de junio de 2019

No es fácil

Quedé atado a su boca inmóvil.
Se me olvidó un aleteo
en el cariño tibio de sus vientos.
 Atardeciendo me marche susurrando
rojo por mis venas cálidas.
No es fácil empezar con otra cosa.



lunes, 17 de junio de 2019

Tras el cristal


Desde su ventana, mira la mujer
de la calle los reflejos infieles,
mientras que el silencio resbala
lento, entre los ruidos inmóviles,
dilatandose sobre carnes vencidas.
Brazos y espaldas encauzan
testimonios de decaídos transeúntes,
mientras la pereza encalla en los labios,
 voluptuosos y evasivos, del tedio.
La tarde, aburrida, se gasta en entretener
la sed de horizonte y noticias
del cuerpo que nunca llega a cansarse
de ese tránsito de lugares comunes
que desfilan, desleales, tras el cristal
que bosteza seres y rostros fingidos.

Pecado y perdón

En vuelo inútil, pecado y perdón se elevan
en el vicioso círculo de lo único eterno.
Sordo y ciego me entrego al goce vedado,
sin dejar ningún rastro o dejándolos todos.
En ti el tiempo apenas tiene luz para el vuelo,
es allí donde anida lo fugitivo y lo eterno,
en un misterioso lenguaje, el de tu cuerpo,
que tiene el misterio del agua y la sal,
con una despiertas la inquietud eterna
que solo con la magia de la otra apagas.



sábado, 15 de junio de 2019

Y ni aún así


Hoy tengo mis ojos habitados por pájaros de la noche,
por palabras lejanas que se pierden por tu cuerpo,
como un instante agonizante para inventar un dios.
Quiero un viernes que este predestinado a la tristeza
y un ritual secreto que me transporte hacia el olvido,
despojarme en un lejano estallido de vera intimidad,
y para mi ombligo, varias bocas de sutiles formas.
El ayuno fatiga mis brazos y torna pesada mi cabeza.
La garganta envenenada por un te quiero sin decir
mengua la conciencia con el olor sagrado del deseo.
Es mentira que la lluvia te recuerde. Solo llueve,
y ni aun así, bajo la garúa, se detiene el desespero.

Como la marea


Para el miércoles, ya se apaga la intención
de no estar contigo, allí digo que es duro
el tiempo que corre sin verte por las calles.
Caminar duele menos cuando sé que estás,
aunque tus ojos reflejen un amor imposible,
o lo que es lo mismo, un congelado invierno
de excusas que se deslizan por las tardes.
Soy demasiado pequeño para llegar al viernes
sin verte. Quedan los labios grises y, créeme,
 tu ausencia quema en la soledad de mis manos.
Hay semanas en que ni tú ni yo nos recordamos,
sólo nuestros cuerpos se acercan uno al otro,
como la marea más dulce y triste de la tierra.