miércoles, 3 de julio de 2019

Perezosas mañanas


Estas perezosas mañanas de invierno,
mordiendo impasibles mi nada,
se abren camino, como debutantes,
por los laberintos de mis venas secretas,
insistiendo en desterrar la tristeza sin arraigo
de alguna que otra primavera tronchada.
En los ventanales descarriados de olvidos
se estremece una cosecha de renuncias.
Me cobijo en atropelladas ignorancias,
reivindicando de mi cuerpo las paredes derruidas,
examinando los ríos de tus piernas
y las colinas donde mis ojos maman combates
que encienden palpitantes brasas.
Luego, a las siete y treinta exactamente,
germino renovado entre los pájaros del día
y permanezco abierto a los antiguos soles
disfrutando del renacimiento del hombre.

2 comentarios:

  1. En cada palabra del poema, surge el palpitar de las colinas erectas, en el momento justo de un día cualquiera. Deja ver el sol en días de invierno.

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  2. Hermosa imagen. Los gatos amarillos me encantan.

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