Me
destierro en ancho campo del olvido,
Amargo
comienzo interminable
de lo
que solo es extensa distancia entre dos.
Vencido
me preparo para estar en lo ausente,
oculto
aún de lo que pueda quedar
de
aquello que hoy es tu desmemoria.
En
algún sitio, enterraré mi corazón hundido,
hasta
que la lluvia, que borra tiempo y distancias,
germine
brotes que asciendan lentamente
hacia alguien
que aguarde y resguarde mis pasos,
para
ahuyentar, con ternura, la soledad y el frío.
Es triste el destierro, es preferible no hacerlo. La lluvia siempre hace milagros.
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