martes, 31 de mayo de 2016

Tatuado hasta el final

Lleva el ululante romper de la noche
tatuado hasta el final del tiempo.
Necesita de la placidez de una mirada.
Perderse en ese juego único
de soplar en las ventanas el perfume
épico de cuando la mujer se baña en el agua
de un gran río tranquilo.
que recorre, como un  milagro, todo su cuerpo.
Su risa acaricia, indolente,
el regreso íntimo de sus secretos profundos.
En la ansiedad generada por la penumbra,
odia que sean sus manos
las que contaminen el azúcar amargo
que destila su cuerpo.
En esa ausencia del otro, se complace buscando en el sur
la ilusión de un norte que le regale
la oscura ferocidad de una despedida de miel.



Hormigueo de brumas


El verbo incandescente, se pierde al borde, precioso y suave,
de un precipicio que envuelve en un hormigueo de brumas.
Prometiendo un ahogamiento en no importa cual esplendor,
excita con sus manos la frente y el semblante con sus dedos.
De pie, exultante, atisbo el abismo que desciende de tus ojos,
y contemplo la tersura de los montículos debajo de tus hombros,
sé que en instantes he de caer en ellos con fertilidad de primavera.
Pierdo mis piernas y todas mis venas comienzan a impulsar
un cortejo de dicha hormigueándome cada centímetro de piel.
Como si nunca hubiera practicado el vaivén que precede al arrojo,
tiemblo hasta reconstruir en mi memoria de nuevo tu cuerpo.
Mil braseros me lanzan a la inmensidad de tu hondura, y llego,
encaramado en ciega lírica de gozar esa probabilidad de delicias,
a la sima que enmarcan los farallones que abren tus muslos,
para extinguirme en los inagotables aromas que mojan tus costas,
apreciando cada uno de los senderos que brinda esa boca afelpada
donde encuentro la conciencia que todo ser humano pretende y sueña.

Ilustración: "Cabeza y hombros de mujer" - Lucian Freud

lunes, 30 de mayo de 2016

Bien entendido

En el cuarto frío cuelga abrumador el vacío,
el aire golpea la frente y alimenta el deseo,
se aloja en la boca el sabor picante y ardiente
que sube con locura de esas mismas entrañas
que son la identidad de un alma imprudente.
En la frescura de su lava es la carne la que lleva
la semilla de mil huracanes de atrevimientos,
que permiten conocer toda la condición de mujer.
El poder de sus secretos oscuros y sus miradas,
esos destellos que se filtran a través de sus pestañas
para pintar el secreto de su misterio y su mística.
Se siente la apasionada sangre debajo de su piel
y el cuarto frío cobra calidez de una lucha épica,
la mudez de sus gemidos elimina al vacío de un alma
que refleja una eternidad de erotismo bien entendido.


Deseos de princesa



Dentro de su muralla alta ella disfruta
los placeres de su encanto temprano.
La han seducido las fronteras que laten,
entre dudas, con el pulso de la ternura.
Hermana de un espejismo, lamenta su suerte.
En desiertos de silencio florece su huerto,
sin que entre, por la puerta trasera del eco,
el extraño que profane del calor que la acuna.
Sola, se estalla en las grietas del cuerpo
y se abandona en una imaginación encantadora
para encontrar en la dignidad de la noche
el curso de la venosa brisa que la rescate
de la pesada somnolencia de sus altas murallas.

Acecho

Como si existiera un cordón umbilical
un tropel de hombres marrones
danzan al acecho de aquella
que los expulsa para siempre de su cercanía.
Ella intenta marchar como una señorita
y su andar intimida a los hombres marrones
que no logran alcanzarla.
Ya no los quiero. No. Les grita.
A más de uno algo se le olvida, tal vez  su alma oscura
o ese colador que tienen bajo del pescuezo
al que llaman corazón. Si lo llaman.
Como quisieran tener más brazos y más piernas
para alcanzar a la que se les escapa,
pero solo tienen una certeza,
la juventud definitivamente se está marchando.


domingo, 29 de mayo de 2016

Dialogando


En la penumbra miro las paredes y el techo.
Yo no soy yo en estas fronteras de oscuridad,
péndulos en forma veleros esperan
mientras el humo lanza borrones transparentes
en las rendijas de un  amanecer desconsolado y lánguido.
Cuando el silencio se convierta en un eco
de identidades extrañas tomaré el cuerpo que tengo
me pondré mis zapatos preferidos,
untaré coraje en las puntas de todos mis dedos,
acomodaré mi corazón en el lado izquierdo
y trataré de ser yo dialogando con mi alter ego.

sábado, 28 de mayo de 2016

Busco respuestas

Busco respuestas intocables
en este sábado envuelto en ceniza,
a ras del sueño, bajo la aurora boreal
que se refleja en el cielo azul de la ventana.
Desnudo, deambulo por laberintos
donde juegan pacíficos duendes marinos
a empujar la tierra hacia la ausencia.
Hay días en los que todo está clausurado,
hasta las respuestas.



Olas ardientes


Por sobre el silencio
me llega el aliento del lago de tu valle,
e inunda mi libertad
con su aroma de aceitunas y jazmines.
No esperamos que cese la lluvia,
la provocamos extendiendo las manos
para que la fuente se desborde
hacia el sol de un amor imperfecto.
Nos hundimos en el lecho
hasta que  nos escuche la vida,
hasta que se nos anude en los ojos
el rastro de las bocas,
y luego flotamos en esa sombra
que no se detiene a resolver la incógnita
de dos cuerpos sumergidos
en el delicado fuego de olas ardientes.

viernes, 27 de mayo de 2016

Agotar el otoño

Te voy a regalar todas las palabras,
aún las que todavía no están escritas.
Juntas o desperdigadas al azar,
todas desnudas de pensamientos encubiertos,
para que puedas guardar
las cosas que jamás vas a recordar.
Luego me sentaré a agotar el otoño
en un silencio contaminado con granos de alma,
acompañado de algo que viene de la nada
y que ya no tiene palabras.


Llover de deseos


Llevo en mí el olor de tu cuerpo. Y me regreso.
Siempre en el final del camino soy cautivo
de un llover de deseos. Insoportable.
Así, me vuelvo a las caricias ahuecan tu vientre
a perderme en tus ojos en una continua batalla.

jueves, 26 de mayo de 2016

Esta necesidad

Llevo tu cuerpo en la mirada
y el itinerario necesario para recorrerlo.
Dulce y obediente memorizo
el tumulto de horizontes trashumantes
que rebota en la boca y en los dedos
y esas otras tantas cosas que quedan ocultas
por más que abra las manos
en la sombra dulce y con los ojos abiertos.
Me voy amontonando en tu espalda,
en la piedad de tus esquinas,
deteniéndome en el templo que guarda tus misterios,
y allí me inmolo en esa pira de martirio,
hasta que pueda despojarme un día
de esta necesidad de llevar tu cuerpo en mi mirada.


miércoles, 25 de mayo de 2016

Heredera



Un brazo torcido de silencios,
así te imagino en la arena.
Inocente heredera de la indiferencia,
un pedazo de ti misma
trasnochando apetencias
con tus ojos cautivos de niña morena.
Completa, pero absurda,
famélica de inalcanzables suspiros.
Un cuerpo agotado en el reposo
yendo descalzo a un encuentro
con los espejos que cubren las paredes
en el cielo de la noche.

martes, 24 de mayo de 2016

Silenciosa

Silenciosa, la tierra está quieta
y los viejos libros en la biblioteca.
Hay una solitaria lámpara que brilla
mientras la luz disminuye
sobre el naufragio de los sueños.
El pasto seco se incendia
queriendo aferrarnos para siempre.
Las horas flotando en algún lugar
con inesperada velocidad.
En el secreto de un crepúsculo
el mar que hay dentro de un reloj
cubre heridas. Podría ponerme a rezar,
pero  nada es para siempre.


Aquello que se cuenta


Aquello que se cuenta lo cuenta,
a través de su voz,
un nombre extraño, ajeno,
apasionado, activo e imaginativo
crítico, irreverente o certero,
como viviendo en la intemperie
las realidades insufribles que toca vivir.
Es un vendedor de pasados
ofreciéndonos un futuro con los ojos cerrados.
Un inmenso desierto al sur del sur,
invencible, incansable e infatigablemente
sádico y lejano.
El futuro siempre es futuro, viene mañana.
Hoy no, mañana.
Hoy no lo esperes, hoy solo está lo que te cuenta
el hombre extraño a través de su voz,
para que creas, para que pienses, para que esperes
ese mañana, sin pensar que hoy es hoy.

lunes, 23 de mayo de 2016

Manzanas maduras

De pronto recuerdo manzanas maduras,
el cerco de ligustrinas y el cielo azul.
Tus ojos eran mi cielo azul.
Te lo digo hoy porque ya he vivido.
Te recuerdo en un sol medio irreal y frío.
Una lástima que todavía siga siendo torpe,
sino podría decirte esto en palabras
que fueran ráfagas de viento o poesías.
Yo no sé que será,
pero de pronto recuerdo manzanas maduras.


Efímera permanencia


Somos cómplices en la analogía que se da
entre un vaso con agua y el amor,
aunque este no sea conmigo.
Depende del momento
podemos ser un desorden organizado
o una opción válida para la pasión y la intriga.
Ayer soñamos compartir la vida diaria,
hoy podemos ser un para siempre sin credibilidad.
Coautores de una ausencia que nos toca
plagiamos el pecado en todos lados.
Cerca de ti, ya no temo a los momentos sublimes.
Muchos hombres se desarman
en los cimientos de una desesperación,
eso es lo que me ocurre estando lejos. Me desarmo.
Así es tu amor, efímera permanencia semanal
o una buena razón para apaciguarse
cuando las palabras comienzan a estar de más,
y ofreces la talla de tu ternura.

Ilustración: "Vaciado" - Lola Manjón

Sitios sin luz

No vivo donde me espera una despedida.
¿Sabes que ayer emprendí el regreso
con algo de tristeza y un poco de sana alegría?
Mendigo de cosas simples
decidí volar sin alas por sobre el rebaño de ovejas.
Si me pudiera dormir tal vez lo lograra,
lo malo es que esas manos que educan
te castran las alas justo debajo de la última ilusión.
Cómo cuesta tener un sentimiento diferente
¿Será solo una realidad mía?
¿O solo se habitan los sitios sin luz?


domingo, 22 de mayo de 2016

Una voz


Ayer, aquí mismo, se plantó un árbol.
Un simple soldado verde sobre la tierra.
Alguien talló una voz en su corteza,
tal vez un hombre de poco hablar o un condenado.
La grabó del lado de la lluvia, con la luna nueva.
En el polvo de los días
a nadie le importo la frágil voz tallada ese día.
Así, de a poco, fue la cosa.
Ahora hay tan solo un viejo árbol que ni siquiera
está en un buen camino.

sábado, 21 de mayo de 2016

Trampas

 El hombre ha puesto trampas
porque no quiso disuadir de jugar con la vida.
No está bien quitar todo a la alegría.
Cuidado de guardarse rígidos todo el tiempo.
Cuando los pájaros vuelan y parece,
desde la altura, sobre las cabezas,
que también tienen trampas
tendidas hacia ellos, los que han puesto trampas.


Extraviado


Como luminosa guía en la oscuridad,
el pestañear de sus ojos enmarca
la generosa travesura de intentar
andar a tientas, buscando excusas
para hallar, palpando bajo la ropa,
las sugestivas señales que indiquen
a los dedos, esclavos del fuego,
la senda entre esos tantos caminos
que llevan a la quimera de su sonrisa.
Ante el avance sutil se finge dormida,
aun cuando pequeños detalles delatan
el pausado estimular de los sentidos
que el circuito trazado va despertando.
Perdido el pudor sin perder el deseo
tiende puentes para atraer el encuentro,
actuando como quien sabe dónde queda
el punto de arribo de todo extraviado.

jueves, 19 de mayo de 2016

Certeza de fuego

En un ahogo aletargado, pesaroso y lento,
hundidas las alas en cenizas de amnesia,
sintiendo que es tan fácil irse, no estar,
mira una alondra esa certeza de fuego
que envuelve lo terminal de las sombras.
Necesita algo más que un beso del viento
para cicatrizar la evidencia del último vuelo.
No le atormenta su segura ausencia futura,
lleva vividas suficientes felices vivencias
y siente cumplidos sus sueños de estrellas.
Posada en la sensualidad vegetal de la rama
aspira que su delicada modulación alcance
un tono tan profundo, sostenido e importante,
que reencarne en el alba de cada nuevo día
y despierte a aquel que perdurará a su vacío.


miércoles, 18 de mayo de 2016

La tertulia


Noche de fin de semana, tres parejas comparten la sobremesa de una cena en el bistró Eloise Chic Cuisine, sobre la Avenida de la Revolución, luego de una velada teatral donde disfrutaron de Infieles, la obra del chileno Marco Antonio de la Parra, que se estrenó esa misma noche en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, a media cuadra sobre la misma avenida en México, Distrito Federal.

El bistró es un lugar pequeño pero muy a gusto para parejas y grupo pequeño de amigos, sin ser lujoso es acogedor, el éxito de la temporada teatral que ha convocado mas publico de lo esperado, le brinda una oportunidad para ofrecer sus servicios al público teatral y en ocasiones a los propios actores.

Las parejas, mientras disfrutan del cebiche, la crema de jitomate rotulado, las costillas de cordero con mostaza que han ordenado, y antes de llegar al postre, el pan de plátano, se han enfrascado en discutir distintos aspectos de la obra, ponderando tal o cual actuación y algunos detalles del escenario.

Pero bien pronto, incitados por el tequila y la temática teatral, se sumergen en intercambiar opiniones sobre lo que el título Infieles significa, volcando sus respectivos puntos de vista.

Susana y Javier, es una pareja cuarentona, española, que reside en México desde hace cinco años aproximadamente, llevan siete años de casados, y por razones laborales de Susana, han debido dejar su país europeo para residir en la tierra azteca.

Ambos son fieles defensores de la monogamia y absolutamente opuestos a la infidelidad, a la que entienden como una transgresión a los mandatos divinos y a las virtudes naturales que deben preservar la unidad y la pureza del matrimonio y la familia.

Destacan de en su férrea defensa que los dos descubrieron los placeres carnales una vez arribados al matrimonio, y que por sus firmes convicciones, pese a que se sintieron tentados en diversas oportunidades, jamás accedieron, ni hubieran accedido a relaciones pre matrimoniales.

Lucía y Ramiro, de una edad aproximada y que parecen oficiar de anfitriones, puesto que ambos son mexicanos, discrepan con ellos. Ramiro sostiene que quien debe guardar fidelidad en el matrimonio es la mujer, puesto que es la que garantiza la probidad en la descendencia y que, por su propia naturaleza, al hombre se le deben permitir ciertas libertades, las cuales, sostiene, no deben ser tomadas como infidelidad, puesto que mientras continúe siendo el sostén del hogar y no se vanaglorie de sus proezas extramaritales, dichas aventuras no son más que “escapes” que se permite en la rutina del hogar.

Lucía se opone a ello, y defiende a capa y espada, la igualdad de género, por lo cual, o ambos deben ser fieles o a ambos les está permitido encontrar fuera del lecho marital, lo que en él no encuentra, y que si bien, ella no ha experimentado hasta ese momento tal necesidad, no dudaría un instante en realizarla si se dieran las circunstancias.

Tal disparidad de opiniones y, sobre todo, la feminista posición de Lucía, prontamente acalora el intercambio de palabras entre el matrimonio español, a quienes se pliega Ramiro, tratando de desbaratar los argumentos de Lucía, la que no se amilana ante tales embates, siempre dejando en claro que su opinión es solo, y de momento, teórica.

Daniela, de vacaciones en México junto a su pareja Felipe, ambos argentinos y con poco más de cincuenta años, trata de terciar en la conversación, argumentando que existen razones de circunstancias que van desde la armonía conyugal a la imposibilidad para comunicarse, de la crisis de valores al dolor y la rabia, al desequilibrio de la desesperanza y la muerte, que pueden llegar a justificar la infidelidad, pero considera que antes de dar tal paso, es preferible un planteamiento sincero y una inmediata separación por una cuestión de respeto mutuo.

Ante el silencio mantenido por Felipe, ya casi finalizando la degustación del postre, casi al unísono los cinco contertulios lo interrogan acerca de su opinión.

Felipe pasa la servilleta sobre su boca, mientras con la otra mano hace una seña al mozo para que sirva otra ronda de tequila con su correspondiente sal y limón, reclina un poco la silla hacia atrás, mira uno por uno a sus ocasionales compañeros de tertulia, se quita las gafas dejándolas sobre la mesa, y ante el expectante silencio dice:

-       La infidelidad no existe, mis estimados.

Obvio resulta decir la sorpresa que causa en la mesa su afirmación e inmediatamente un serie de interrogantes debidamente acompañados con sutiles y no tan sutiles ejemplos le son lanzados para demostrar lo erróneo de sus dichos.

Luego de que el mozo dejara sobre la mesa el reciente pedido, y de que Ramiro, como local sirviera las correspondientes copas, Felipe decidió explicarse.

-     Para no herir susceptibilidades, supongamos que existe una pareja, y en este caso no importa si son de ambos sexos o de un mismo sexo, y que, luego de una vida en común, donde tampoco nos importa por cuanto tiempo, se ha producido entre ambos, eso que en mi país denominamos acostumbramiento, que los lleva a vivir como hermanos, compartiendo cosas en común, pero sin que exista entre ellos más que cariño mutuo, pero ya no verdadero amor y mucho menos pasión. ¿Se puede dar el caso no?

-     Por supuesto, responde Lucía, con el mudo asentimiento de los demás.

   
-     Bien, si tal es el caso  y ambos son felices viviendo así, ¿a alguno de los dos le podría llegar a importar que el otro besara en la mejilla a un extraño a la pareja? Como descuento que me van a decir que no, pero que eso no cataloga como infidelidad, me atrevo a preguntarles ¿cual es la diferencia entre dar un beso en la mejilla y tener relaciones sexuales con esa tercera persona? No hay diferencia, porque en verdad, poco importa a cada uno lo que el otro haga fuera del hogar, puede resultar que a cada uno le interese nunca enterarse de que ello ha ocurrido, es cierto, pero importarle, verdaderamente importarle no creo que ocurra, porque su pacto de convivencia, por decirlo de alguna manera, en modo alguno incluye lo sexual.

Ramiro trata de sacar ventaja en defensa de su tesis y se atreve a decir que está casi de acuerdo con lo sostenido por Felipe, los demás no resultan tan convencidos.

-     Pero lo importante - continúa Felipe - lo realmente importante es si en esta hipotética pareja existe amor entre ambos. No hablo de ese amor que se dice por costumbre, después de varios años de casados, sino de un amor que quema las entrañas como en el primer día y desde el primer día, un amor que se perpetúa y se manifiesta a cada momento. Digamos un amor, amor, para decirlo de alguna manera.

-     Entonces no puede haber infidelidad –casi gritan al mismo tiempo Susana y Javier – habiendo un amor como el que tú dices nadie tiene necesidad de buscar cosas por allí.

-     Dije amor – sostiene Felipe – pero no felicidad. Puede ocurrir, y nos sorprenderíamos todos de ver con cuanta frecuencia ocurre, que no siempre el amor viene acompañado de la felicidad, por lo menos de la felicidad y del placer que lo sexual brinda.

-     Si separamos amor de felicidad, sexual en la ocasión, – se envalentona Felipe – y uno de los integrantes de la pareja encuentra esa felicidad que le complementa la vida en una relación, como ustedes le llama extra matrimonial, ¿no sería un acto de amor, de verdadero amor, dejar que pueda ser feliz aquella persona que amamos con un tercero? ¿No desearíamos lo mejor para él o ella, no importa ahora cual, que sea feliz en todos los aspectos de su vida? ¿Seríamos tan mezquinos como para no permitirle disfrutar de aquello que desea? En mi opinión, si existe verdadero y fuerte amor, se debe consentir y aún alentar que se lleve a cabo ese acto que llena de felicidad a nuestra pareja, y si es así, no hay infidelidad alguna porque ello se consiente, por lo tanto la infidelidad no existe. Como mucho menos existe cuando el amor tampoco está presente. Mis queridos amigos, la infidelidad es un tabú, como tantos otros que han sido instalado para castrarnos. Lo que existe es la libertad y el respeto al otro.

-     Susana, Lucía, Daniela – finaliza Felipe – ¿son ustedes total y absolutamente felices? ¿Puedes sinceramente decir lo mismo, Ramiro o vos Javier?

Todos, excepto Felipe, apuraron el último trago de tequila.