Pequeños detalles crecen en ese vacío que ocupa todo,
los retazos de su existencia decoran el ambiente
marcados en esas cicatrices que agrietan las paredes.
La seducción de un perfume olvidado aún perdura
pese a las flores que regalan margaritas y malvones.
El aire guarda lealtad a quien ya no se encuentra
y mantiene viva una armonía que los muebles añoran.
En todo anida su entrañable figura, hoy extrañada.
Ilustración: "Cuarto vacío" - Amalia Benavidez de Veiga
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