domingo, 29 de enero de 2017

Aniversario del rocío


En el aniversario del rocío,
el vino se torna melodioso.
Se complace burbujeante
en la esencia de su espíritu,
casta sabia vegetal que honra
el arrojo de ignotos labriegos.
Beber dulce, beber sano
de los toneles que maduraron
uvas en la levadura del tiempo.
Compartir en sabia amistad
su transparencia espiritual
es volver a estrechar la mano
de la vida, la dicha y la felicidad.

viernes, 27 de enero de 2017

Lo cóncavo de tu cuerpo

El tiempo ocultó los gemidos,
en la almohada aun existe
tu presencia hecha perfume.
Embriagan pizcas de tu sonrisa
el fresco que trae la mañana.
Mis ojos, sin prisa alguna,
interrogan aquellas preguntas
que lo cóncavo de tu cuerpo
dejó sobre el revuelto lecho.
Detalles íntimos surgen por doquier,
tu ausencia sigue siendo
una presencia que juguetea,
fresca y plena de dulce sabor,
como un melodioso rocío.
Voluble, tu matriz de hembra
aún reina en la palma de mi mano.
Mi sangre se complace
recordando el ritual nocturno
y, burbujeante, se atropella
en la abundancia que guardo el pecho.


Milagro de luz


Se eleva la sombra unos pocos milímetros,
los suficientes para hallar el punto
en el que pierdo, indefenso, el equilibrio.
Se derraman los colores del iris que guardo
en el bolsillo de mis pantalones,
y se abre mi camisa lanzando policromáticos rayos
que se deslizan, con fluidez, hacia todos los ángulos.
El barro, las piedras y el coral se abigarran
con una niebla lacaya de la luminosidad.
Descienden por el arcón del sur
y equiparan la tierra con la primavera en flor.
Unos pocos milímetros y una caída
pueden producir un milagro de luz y color.

miércoles, 25 de enero de 2017

Pájaros sin madriguera

La oscuridad del ignorante
es como un pájaro sin madriguera.
Prisionera de su ayuno de sabidurías,
su mente no ve el engaño
que oprime su condición de humano,
ni el perverso drenaje de oportunidades
que pliegan sus sueños desgarrados,
ni como aprovecha de su cerrazón,
sin vergüenza alguna, el oportunista
que de su no saber hace pasto fértil
para mantenerlo en su prisión de ignorancia.
Le crean lemas y banderas
para convertirlos en devotos y masificados
defensores de su desvalor,
mientras en su provecho fructifican,
manteniéndolos en el letargo,
porque, con paciencia, algún día todo va a cambiar.



martes, 24 de enero de 2017

Día agobiante

La tarde duerme su siesta descalza,
los pájaros queman sus alas en las orillas de la vida.
Se cierran los párpados en la resolana,
el calor es una lengua acariciando con ondas eufóricas,
el pulso late su agonía agradable.
Un barco, en el puerto, se pierde entre las nubes y el humo.
El espíritu de la aventura vaga en el universo
y busca satisfacer sus aspiraciones en lejanos horizontes.
La temperatura en un silencio de volcánica roca,
distorsiona la distancia en la que la nave se va perdiendo.
La luz guarda un resplandor ondulante y sensual,
en el agua ,la singularidad de los detalles se van perdiendo
y con ellos la realidad de  un día agobiante.

viernes, 20 de enero de 2017

Largas gotas

Aún vaciando al pasado
el viento rasga la noche,
los recuerdos avanzan
cual si fueran largas gotas
y la quietud desaparece
como si nunca hubiera estado.
La calma firma con su sombra
las horas que están huyendo.
Aún así, la memoria no termina.
Siempre existen deudas
que no pueden ser canceladas.


Lluvia menuda


Nunca has logrado verme,
ni puedes escuchar mi voz
en el cuenco de una caracola.
No me encontrarás en ninguno
de todos los infinitos placeres
que la vida te ha reglado.
Soy algo que no puede decirse,
un muro ya derrumbado
aún antes de ser construido,
una mañana nublada,
o esa insistente lluvia menuda
que escampa ni bien amaneces.
No me odies ni me ames. Soy nada.

La ilusión de la niebla

La ilusión de la niebla colma la vista,
un unicornio de piedra asoma en la avenida.
La brisa, en ráfagas, agita papeles.
Un hombre intenta volverse inmortal
y se da cuenta que existe sólo para regresar a la nada.
La luna sigue brillando en el cielo.


jueves, 19 de enero de 2017

Extraño idioma



Voy acopiando palabras derrumbadas,
esas que tienen la pintura agrietada,
abandonadas como vestuario pasado de moda,
envejecidas por tanto desgaste.
Esas vetustas palabras que ya nadie usa,
pero que guardan resonantes sonidos,
y, aunque ya no existen, ocupan un lugar
pese a los derroques de este tiempo.
¿Sabes donde habita la luna corniculata?
¿Quien al ser abeitado no ha sufrido cordojo?
¿Acaso peca la dama que se desantaña,
o el deshambrido en su egestad?
¿Quién no ha espejado zarzo para no engorrarse?
¿O tras un fazoleto a espaldas estrapazar?
y no compartió risas con un ledo flinflón?
Seguramente parecerá extraño idioma,
desmamparado de las proezas tecnológicas,
un quillotro inentendible cual mendocino,
imposible, hoy día, de membrar.

Manos vacías

En el redondo espacio
de las habitaciones y los lechos
se encuentra el fuego,
ardiente y perfumado,
de la urgencia de seducir.
Todo lo demás
son estas manos vacías.


Ropaje intocable


Conteniendo el aliento
me iba a colgar de su brazo,
a ceñirme a su cuerpo
cual si fuera una sombra azul.
Tenía sed de sus labios,
hambre de morder la carne
con holgura y placer.
Deseaba su desnudez preciosa.
Su cuerpo, huraño e insomne,
en los márgenes de sus cejas
dibujó el abismo del rechazo
a mis pócimas de sueños.
Cerrado entrecejo puso distancia
y se marcho hasta allí,
donde se aprecia mejor
su ropaje intocable.

Vestigio

El vestigio de una mujer lejana
adorna el grato alcázar del sueño.
Un temporal de carne recorre
la melancolía indeleble de su ida.
El vacío es un salmo aciago,
un silencioso y blanco muro
que evoca al cielo envolviendo
el gozo de nuestros regazos.


Ilustración: "Vestigios I" - Consuelo Manrique

miércoles, 18 de enero de 2017

Sin historias


Fue el principio y surgió la pasión.
Óyeme, espérame, voy contigo,
pero el viento era el enemigo,
soplaba en contra. Encarnizado.
construimos una canción en la arena,
a la intemperie. Un monumento
a lo efímero, a lo que se escapa
entre extrañas formas y fantasmas.
Las piedras suplantaron la arena
y el viento, invisible, nos arrojó lejos,
dejando una apariencia de destrozos,
sin huellas ni paisajes. Sin nosotros,
como sábana estéril sin historias.

martes, 17 de enero de 2017

Voces antes libres

Vagabundeo en el pimpollo ingenuo de la mañana,
el mundo es ancho, incierto y bastante extraño.
Las voces antes libres han sido vilmente apresadas,
no tras rejas ni dentro de oscuras y perdidas mazmorras.
No. Sino que desde una muy temprana edad,
los falsos oropeles y la fama transitoria, las han transformado
en prisioneras de lo efímero, vulgar y chabacano.


lunes, 16 de enero de 2017

Enero es un hotel


Se rompe una esquina y promedia enero.
La risa se esconde tras una persiana.
en sus telas proyectan caricias las arañas.
Caídas en el suelo de una cantina, las sillas
bostezan vacías atmósferas desesperadas.
Se aburren espejos donde se miran los nadie,
tres pasos más allá, se pierden sonrisas
anestesiadas de las realidades de siempre.
Las auroras del exilio aún no pisan las veredas
sobre el vértigo marginado de las calles.
Entre huecos erguidos los pies golpean
un desganado ritmo de antigua permanencia.
Nos dejaron solos soñando atrapar una paloma,
en enero no hay palomas ni aullidos de gatos.
Enero es un hotel que no se ocupa.

Ver llover

La tarde confina una humedad plana
mientras los ojos van manoseando todo
a la zaga de una señal que no llega.
Voces arrugadas retumban en el asfalto.
Resbala un pájaro en el aire envolvente,
quemante y oscura que lo zarandea de cerca.
El calor es una sensación incomprensible.
Qué lindo sería ver llover desde una cama fresca,
sin que nadie se percate que se está ahí,
en un rincón, en un mundo indefinido,
saboreando una idea vaga del amor físico.
Cambiar el aire del alrededor, hacerlo nuevo,
y saber que queda toda la vida toda por delante.


Tal vez


Merodeo por las cosas de manera diferente,
ingenuo o sarcástico, según ande mi temple.
Diletante, abuso de la metáfora menuda.
Hace tiempo mi sombra se alimentó de letras
que a veces dudo si pueden ser de utilidad,
sin embargo, todo puede ser. Quien lo sabe.
Hacer frente un tiempo impetuoso entretiene,
tal vez se logre que las cosas sucedan. Tal vez.

domingo, 15 de enero de 2017

El Negro (a un amigo en viaje)

Recuerdo tu risa, esa risa que te sacudía
perforando el silencio y los tímpanos,
tus palmas húmedas acompañando tus carcajadas
y la intensidad con que  escondías tus tragedias
en un vapor que tenía mucho de intriga y de misterio.
Con cuidada indiferencia partías el pan,
y lo empapabas en vino escandalizando comensales.
“Son pacatos comemierdas” me respondías
cuando te interrogaba sobre tus provocaciones
y otra vez el desenfado de tu riza atronando
y tu vientre, abultado, bailando al son de cada risotada.
“No te fíes de los que se ríen sin mover la panza,
suelen ser falsos” teorizabas inflexible.
Atrapabas con tu ironía odiosa y recurrente.
Con un toque de Hemingway y mucho de autodidacta
te burlabas de la vida y de tu vida. Mas de tu vida.
Quisiste ser escritor, novelista, librero o editor.
Terminaste siendo solo el “Negro”,
pese a tus cuentos cortos en esa Malaspina inventada,
tu proyecto editorial de la Fabrica del Libro
y las horas en que castigabas tu medio pulmón con habanos.
Decidiste que habías vivido bastante una tarde
y como tantas otras veces iniciaste un viaje
tal vez allá, cuando llegues, abordes algún sarcasmo nuevo.
No sé, ya me contarás cuando nos encontremos.


sábado, 14 de enero de 2017

Un otro yo


Me voy a tejer otro yo que no me raspe desde adentro.
El que tengo, incomoda en mis esquinas blandas,
arremolina varias hojas muertas desde el ultimo milenio,
vive escondiéndonos detrás de oscuros lentes,
pensando que somos la misma persona. No entiende
que es un otro yo lanzado casualmente sobre mis hombros.
A veces pienso que no sabe para qué está aquí,
respirando la neblina detrás de mi espalda. Agotándose,
sosteniendo el inquebrantable recuerdo de unas manos
mas otras rarezas y manchas que me muestra
con transparencia visceral. Quiere ser la luz del sol y la conciencia,
y yo lo tengo al borde del silencio. Más allá de toda sombra.
Si, definitivamente, deshojaré  distancias y esperas
pero aprenderé a tejerme un otro yo que no me raspe desde adentro.

Aroma de ajenjo

Perfume de lilas dejaba a su paso.
Mientras la lluvia de verano se evaporaba
todo alrededor quedaba empapado
de su presencia, evanescente y penetrante.
La mañana crecía solitaria, aburrida
de ser solo una mañana donde un hombre,
sentado frente a una mesa, bebía café,
viendo como unas negras trenzas de cabellos
acompañaban la sonrisa de una piel
macerada en canela, con alegrías de sidra.
Una albañil le silbo desde un andamio,
le sonrió y su sonrisa tenía aroma de ajenjo.
El agua prolongó su sollozo desde el cielo.


Sabor a herrumbre


Anoche, destejiendo una noche de insomnio,
te soñé sin soñarte. El despertar
me dejó sabor a herrumbre en la boca.
Olvidé mis manos y mis brazos este sábado.
No las necesito, no tengo secretos que decirte.
La última tarde no nos despedimos de nada,
te fuiste y mi sueño se perdió en el sur.

Ilustración: "Herrumbre" - Pilar Labajo Rabanillo

viernes, 13 de enero de 2017

Consuelo vacío

Está lloviendo sin parar durante días
y no tengo la  lujuria de un paraguas que me cubra,
ni unos labios rojos comprensibles
para conversar con las puertas cerradas a  la lluvia.
No te miento, te echo de menos,
y muy a menudo quisiera que estuviésemos juntos.
Pienso en ti con el café de cada mañana,
igual que lo hacía en aquellos primeros días,
y en las tardes no sé como escapar de los grandes vacíos.
Por suerte llueve, eso es un consuelo vacío.
Desde ahora y en adelante ya no voy a esperarte.


Detrás de las cortinas azules


Se perdió la melodía que tus suspiros dejaban
mientras la noche se rozaba en el espejo de la ventana.
Una ciudad miraba detrás de las cortinas azules,
yo pensaba en una calle con mujeres arrogantes
que envidiaban como enredaba tu pelo con mis dedos.
Después vagaba en plena noche con los deseos en el bolsillo,
sin encender la luz, escuchando solo tu respiración.
Tu cuerpo bajo las sábanas era una canción efervescente.
Cuando caía la noche todo era indeterminado,
un dibujo vago, profundamente sensual, y en él me hundía
guiado imperceptiblemente por el llamado de tus gemidos.
Allí comenzaba a cambiar el mundo, tras la ventana.