La tarde duerme su siesta descalza,
los pájaros queman sus alas en las orillas de la vida.
Se cierran los párpados en la resolana,
el calor es una lengua acariciando con ondas eufóricas,
el pulso late su agonía agradable.
Un barco, en el puerto, se pierde entre las nubes y el
humo.
El espíritu de la aventura vaga en el universo
y busca satisfacer sus aspiraciones en lejanos horizontes.
La temperatura en un silencio de volcánica roca,
distorsiona la distancia en la que la nave se va
perdiendo.
La luz guarda un resplandor ondulante y sensual,
en el agua ,la singularidad de los detalles se van
perdiendo
y con ellos la realidad de un día agobiante.
La aventura en alas de la imaginación, en una tarde plena de luz y calor.
ResponderEliminarUna danza de palabras,siempre necesarias, siempre amigables.
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