sábado, 30 de abril de 2016

Docke

Jorge “el Rengo” Peñaloza, es fanático del Docke, no se pierde un partido juegue donde juegue, y aunque él lo niega, es el jefe de la barra brava del Sportivo Dock Sud.
Vive en Cabo Verde y Alem, a cuadra y media, dos cuadras de la cancha del Docke, y suele parar por las Torres, más precisamente en el bar del Moncho, donde todos los días le guardan la mesa del fondo, la más alejada de la puerta de madera pintada de verde.
Allí suele llegar a las nueve y media de la mañana, a lo sumo diez en invierno, se pide un café doble, bien cargado, amargo, con tres medialunas de grasa y una copita de grapa y mientras, va desayunando por segunda vez como él dice. Después, espera.
¿Qué espera? Espera hacer negocios, porque todos saben que él siempre está allí, desde la mañana hasta que el Moncho cierra el bar a eso de las doce de la noche, él está todo el día de todos los días allí. Llueve o truene, salvo, claro está, cuando juega el Docke, si juega el Docke, el Rengo va  a la cancha.
El Rengo es rápido y resolutivo para los negocios, no se anda con vueltas y no pregunta. Uno le puede llevar un reloj, un celular, una computadora, una pilcha, la cubierta de un auto, lo que sea, y el Rengo lo mira, mete la mano en el bolsillo y paga. Nunca dice nada, solo mete la mano en el bolsillo y paga.
También se le pueden pedir favores y el Rengo los hace, no pregunta y los hace. Que el marido de mi hija, ese hijo de puta, la muele a palos todos los días y ya no se qué hacer. Tranquila doña, deme cinco lucas y ese hijo de puta, como Ud. dice, no le toca nunca más un pelo a su hija.
Que tengo que hacer un trabajito Rengo, y no puedo ir en bolas, necesito un fierro, algo pesado, como para asustar viste, que se yo una 9 o un 38 largo. Tranquilo pibe, dejame una luca y pasa por el kiosco del Ruso, anda de mi parte y decile que te de la morocha que tiene en el cajón con trece mojarritas. Eso si… me la devolves esta noche y no te mandes una cagada, me entendés? Ah!! Y las mojarritas las pagas aparte, las que usas me las pagas. Están caras las balas hoy día.
Así es el Rengo, un tipo simple y expeditivo. Siempre anda con guita en el bolsillo, mucha guita. Uno puede preguntarle si no tiene miedo de andar con tanta guita por el Docke y el siempre va a decir, miedo de que? Si los conozco a todos en el barrio, sesenta y cinco años llevo acá, vivo en la misma casa de mis viejos desde que nací, a más de uno lo tumbé de un sopapo y luego nos sentamos a tomar un vino y le explique que en el Docke hay reglas y que esas reglas se cumplen, y si no se cumplen por ahí puede aparecer revolcado en el suelo o alimentando a los sapos de la laguna Saladita. Que no joda y se amolde. No. No tengo miedo.
Ahora el Rengo está sentado en su mesa, ya se tomó su café doble, bien cargado y se comió dos de las tres medialunas de grasa, apenas le pega un sorbo a la copita de grapa y mira al coso que tiene sentado enfrente.
El coso no es del Docke, se nota a la legua, se huele que no es del Docke. El coso es bajito, medio pelado, usa unos lentes gruesos como culo de botella, una camisa Polo algo manchada con grasa en varios lados, grasa o mayonesa, vaya uno a saber. Está nervioso el coso, le temblequean las manos y trata de disimularlo tamborileando sobre la mesa.
Dijo que vino de parte de Martincho, el viejo que todavía se gana el puchero cruzando el Riachuelo con su viejo bote, remando lento sobre esa inmensa mancha de petróleo con olor a mierda que separa la Boca del Docke.
Pero Martincho se las rebusca, pocos viajes, que se yo, cuatro o cinco por día. En general todos turistas que encuentran atractivo cruzar desde Caminito al Docke en ese viejo bote que Martincho, toscano Avanti mordido sobre el costado izquierdo de su boca, se empeña en imaginar que es una góndola en Venecia.
Pero el coso está ahí, sentado frente al Rengo, le habla como confesándose, apenas con un hilo de voz, se pidió un café chico, en jarrito, una pendejada de maricones, piensa el Rengo, y lo dejó enfriar mientras hablaba.
No es mucho lo que le está pidiendo al Rengo, piensa el coso, según Martincho el también se ocupa de eso. Si, es necesario que sea rápido, no quiere que el tipo sufra, tiene que ser rápido, rápido pero seguro. El tipo se siente seguro, pero está regalado, el coso lo estuvo vigilando un buen tiempo, vive en Lanús Oeste, en el sobre está la dirección y la foto.
El coso, le pide al Rengo que abra el sobre y lo vea. No, para que va a verlo el Rengo, para después soñarlo. No, mejor dejar el sobre cerrado, y cerrado se lo va a entregar a los muchachos para que hagan el trabajo. No se preocupe mi amigo, va a ser rápido y limpio, como Ud. quiere. Tal vez se haga el lunes, porque los lunes, vio, la gente anda media embotada, siempre joden los lunes, que se yo, es como que cuesta comenzar la semana.
Si, no se preocupe mi amigo, el lunes el tema está resuelto. Ese tipo no cuenta más el cuento. Eso sí, el pago es por adelantado. No, no se preocupe, yo le garantizo que todo va a salir como Ud. quiere, palabra del Rengo, ¿o no le dijo Martincho que el Rengo siempre cumple?
El coso deja el sobre encima de la mesa, al lado del café chico, ya frío, servido en jarrito, una mariconada según el Rengo, mete la mano en el bolsillo de adentro de la campera Patagonia que tiene estampado un cóndor volando sobre la Cordillera, saca otro sobre, abultado, y lo coloca encima del anterior, del que tiene la foto y los datos del tipo al que se la tiene jurada.
El coso amaga pagar el café chico, servido en jarrito, que pendajada. Faltaba más, dice el Rengo, la casa invita. El coso se levanta y se va. Con esa campera y en el Docke de milagro no lo afanan, piensa el Rengo.
Martes, nueve y cuarenta y dos de la mañana, algo fresca la mañana. El Rengo entra al café del Moncho con el diario bajo el brazo, va hasta su mesa, se sienta, el Moncho trae un café doble, bien cargado, tres medialunas de grasa y una copita con grapa. El Rengo suelta un gracias y abre el diario.
“Misterio en Lanús Oeste” lee en la página policial, “en la Calle 25 de Mayo en el cruce con Lavalleja, fue encontrado el cuerpo sin vida de una persona, de sexo masculino, de aproximadamente cuarenta años. Fuentes policiales que dirigen la investigación aún no han podido identificarlo. Se presume que se trató de un asalto en la vía pública, ya que en el extinto no se ha encontrado documentación, ni objetos de valor o teléfono celular. Se calcula que la muerte, ocasionada disparo de arma de fuego sobre la sien derecha, debe haber ocurrido en horas de la tarde del día de ayer, lunes.”
“La víctima era de estatura baja, algo calvo, vestía una camisa Polo con algunas manchas de grasa.  Tirado a su lado se encontraron unos lentes gruesos que se presume cayeron cuando fue atacado. A escasos metros de donde fue encontrado el cuerpo, se halló una campera con un estampado que representa un cóndor volando sobre la Cordillera. Fuentes policiales tratan de dar con testigos del hecho, por lo que han solicitado la colaboración de los vecinos del lugar”.
El Rengo termina su tercer medialuna de grasa, mueve apesadumbrado la cabeza, sorbe un trago de la grapa. Esta jodida la cosa, Moncho, limpiaron a un coso en Lanús, te das cuenta? Después dicen que el Docke el peligroso.

Notas necesarias:
·         Docke: Nombre popular de una barriada del partido de Avellaneda, Dock Sud, zona porturaria y fabril, poblada por inmigrantes y marginales. Por extensión nombre popular del Club Sportivo Dock Sud.
·         Barra Brava: Fanáticos seguidores de un determinado equipo de futbol, organizado cuasi delictualmente que responden a la autoridad de un jefe.
·         Las Torres: Edificios Sociales de monoblock, de 18 pisos de altura, construidos en el Dock Sud alrededor de 1973 otorgados a ex habitantes de villas miserias. Se estima que es una zona de alto nivel de delincuencia.
·         Lucas: Denominación popular equivalente a mil pesos, moneda de circulación nacional.
·         Hacer un trabajito: Cometer un hecho delictual, en especial el robo a mano armada.
·         Ir en bolas/ir desnudo: No llevar armas para cometer un ilícito.
·         Fierro/La morocha: designación genérica de un arma de fuego en lenguaje delicuencial.
·         Mojarritas: balas.
·         Guita: plata, dinero.
  • Coso/Tipo: forma denigrante o despreciativa de designar a una persona que no se quiere nombrar.

viernes, 29 de abril de 2016

Esperanza


Vestida para la ocasión, en lo incierto de un camino,
entre dos aguas y un silencio de hielo, algunos dicen
que se puede observar la Esperanza dormida.
Cubren sus huellas en la senda, vuelos de luciérnagas.
Con su presencia, los árboles se agitan, no pueden dormir.
Cuentan que, amanecida la mañana, se levanta serena,
activa  la piel y el corazón de sus recovecos,
compone sus sueños rotos en un silencio de fuego
y comienza a andar por las orillas de lo imposible y lo posible.
Nunca teme al dolor de las promesas incumplidas.

jueves, 28 de abril de 2016

Entre tu y yo

Fantasma, cántame una canción,
una poesía recuperada o  solo un poema.
Te espero en esos sueños locos.
Una cita en esta noche de noviembre,
cuando, sin nada que hacer, la vida se va
en  un atardecer de despedida.
Dame un regalo de fantasía, un saludo,
una buena acción o  un adiós desde el pasado.
Ya no hay despertares desnudos
en las sombras de esta tierra que es ajena.
Fantasma, antes de partir, concede mi capricho.


Ilustración: fotografía de la serie "Entre tu y yo" - Maite Caramés

Sustantivos


Reflexión.
Libertad.
Cultura.
Sentidos.
Trabajo.
Constancia.
Tristeza.
Locura.
Escenario.
Humano.

miércoles, 27 de abril de 2016

Un modo lento

Todo sucede de un modo lento cuando cae la lluvia.
La se existencia manifiesta en bocanadas de nostalgias,
el ambiente se derrama en penachos de ausencias.
Con impunidad, se instalan melodías de despedidas.
Adormecida, la voluntad tiende a cultivar el silencio.
La lluvia alimenta letargos con su savia de tristezas.
Nos incita a desear un manantial de abrazos y cariños,
una cálida compañía que mitigue la indigente apatía,
ofreciendo, aunque más no sea, un tenue amor fugaz,
cinco minutos de ternura o el enigma de una promesa.
Llueve, quisiera poder abrazarme a ella en este momento.


Obsesión en verde


Invade la melancolía como una obsesión en verde,
eufemismo que reemplaza la tempestad del vacío.

martes, 26 de abril de 2016

Rechazo

Robó un beso del otro lado del cielo,
en el frente sur de un viernes de nieve.
Allí desfloró la pasión de lo oculto.
Anduvo explorando el prodigio secreto
de aquellos ojos antes del despertar.
Bebió el aire en el inicio de sus labios
y besos en lo profundo de su alma.
Quiso ser un lánguido cuadro de otoño,
cántaro que acumulara sus lágrimas,
sospechoso del delito de enamorarla,
la calma que desatara sus tempestades
y poder acercarse apareciendo en la lluvia.
Pero lo derrotó la apatía de una guerra callada.
Abandonado, fue tiñendo todas las cosas
con el desabrido color que brinda el oprobio.
En el huerto de los vigorosos rechazos
se marchitó su orgullo en un rezagado acto.
que hundió su corazón en pesadumbres lejanas.


Sueltas letras


El frío envuelve las sueltas letras.
Sumergidas en irritable desamparo
solo anidan promesas de palabras.
Aisladas en lo yermo de su silencio,
Inclaudicables, buscan parir verdades,
ilusiones, acertijos o nuevas canciones.
Alejadas una de otra y sin compañía,
escaso y casi nulo es su valor solitario.
Mientras tanto, en otro lado, una mano
hurga en la próxima brisa de mayo
intentando encontrar frases simples
para consolar el llanto de una estrella.

lunes, 25 de abril de 2016

Rehén de un imposible

Continuará vagando el ultimo fantasma
rehén de un imposible querer pretender
evadir esa agonía de los últimos días
que lo importuna desde principio a fin,
en su iluso objetivo de mudar su esencia
en aquella otra con la que acompañaba
el espacio por donde erraban los suspiros
de esa inofensiva y blanca niña perfecta
que con un no quebrantó su existencia
abriendo caminos a su penoso padecer.


A tientas


A tientas, obstinado pasajero,
peregrina abriendo caminos
por animadas estrellas fugaces
buscando una sombra distante
en el callejón de la simpleza.
Turbado avanza en su camino
mientras en algún lugar cercano
un gorrión deja su canto mágico.

sábado, 23 de abril de 2016

Introducción al saber

Apenas somos sonidos silentes,
gotas en un mar de penumbras,
extrañas y vagas desesperaciones
buscando superar la mediocridad
que nos acecha como sombras
con la energía de la ignorancia.
Nos estremece el desconocimiento,
la conciencia de lo poco que sabemos,
de lo mucho que debemos aprender
y del escaso tiempo que disponemos
para llegar a ser al menos, iniciados
en una breve introducción al saber.


Día especial


Nuevamente vuelven a alucinar las mañanas grises
impidiendo el despegue del que ilumina la tierra.
De nuevo un día impersonal, subterráneo, oscuro,
especial para levantar barricadas de música y libros
o no  escapar de los brazos de una dama agraciada.
Para gastar tiempo buscando una callejera distracción
antes que Morfeo nos prive de  una rutina vagabunda
o despertemos cuando la noche sea ya un abismo
y hayamos perdido lo principal de nuestra vida
o un lapso de un mil quinientos dos años después.
Día especial para un soliloquio sobre universo impar,
el poder de nuestra mente o el alma bendita de Afrodita.
Mientras amenaza el cielo brindar su atención al cliente
antes que un mar de niebla y furia nos diga que llueve
remontaré vuelo en la búsqueda de amores indigentes.
En tanto veo al paraguas dudar en acompañarme o no.
Luego volveré  silencioso a secarme un poco de todo,
a beber una taza de café y un buen vino por la noche,
como todo sobreviviente retórico que regresa a casa.

viernes, 22 de abril de 2016

Sabes que....

Sabes que…. me gustaría poder estar a esta hora tomando mate con vos. Si ya se, tirarías la bronca porque al cuarto o quinto mate te diría gracias, no quiero mas y vos te quedarías con la carga de seguir cebando solo para vos.
Pero me sentiría realmente feliz si pudiéramos estar juntos, sentados, conversando, como tantas veces no lo hicimos, yo por inmaduro, vos por demasiado serio y seco o tal vez por ese concepto que tenías de que no debías meterte en la vida de los demás si no te lo pedían, y claro, yo nunca te lo pedí.
Pero pasaron años Viejo, y hoy me gustaría poder pedírtelo. Pedirte que te metieras en mi vida y me tiraras algunos consejos. Si, hoy te lo pediría, a la misma edad que vos tenías cuando tuviste que partir.
¿Y qué? no me avergüenza decirlo. Lo necesito, creo que siempre lo necesité pero nunca junte el coraje o bajé el orgullo de decirlo. Ahora ya no importa, lo digo, pero claro, ahora es tarde.
Desearía poder desayunar tomando mate los dos solos, conversando, y así poder celebrarte este cumpleaños que no te voy a celebrar. ¿Cuantos serían? si muchos, noventa y cuatro, tal vez tengas razón, demasiados para celebrar, pero hubiese sido lindo aprovechar toda esa experiencia.
Saber más de vos, de ese pibe que a los doce años comenzó a laburar de cadete en un almacén y llegó a jubilarse como Gerente de Relaciones Industriales, teniendo solo un sexto grado, conseguido a los ponchazos, como vos decías, pero que era un genio para las matemáticas.
Que supieras mas de mi, que se yo, no sé, poder estar un rato solos, antes de que la Vieja organice el consabido cumpleaños familiar, rodeados de sobrinos y otras parentelas que no te reconocieron lo que hiciste por ellos.
Ya sé, no importa, a vos solo te importaba lo que habías hecho de corazón y no para que los demás te lo reconocieran. Pero hubiera sido lindo que algo, un poco, apenas un cachito te reconocieran de todo los que hiciste.
Creo que hasta yo pequé de amarrete en reconocerte cosas, pero bueno, tal vez no sea demasiado tarde, tal vez, estés leyéndome o escuchándome desde algún lado y te sonrías  bajo ese bigote inmenso que te dejabas y simplemente te cebes un mate y digas, “dejáte de pavadas”, como cuando decías cada vez que te elogiaban por algo.
Salute Viejo, allá, donde estés, que tengas un feliz cumpleaños.


jueves, 21 de abril de 2016

La despedida


Todavía inundaba su cabeza la carcoma de la borrachera de la noche anterior.
Había sido su despedida de soltera, y sus amigas, sus buenas amigas,  tuvieron la nada común ocurrencia de ir a cenar y luego terminar la noche en el Golden, famoso por su show de strippers exclusivo para mujeres, según rezaba la publicidad que había atraído a la quincena de treintañeras que componía el conjunto de sus  compañeras.
A algunas las conocía desde el jardín de infantes, Teresa y Fabiola, entre ellas, otras de distintos trabajos que había tenido en sus treinta y nueve años, la más antigua Elvira que a su vez gozaba del privilegio de ser la mayor del grupo y hasta estaba María de las Mercedes con la que habían ingresado juntas al convento de La Misericordia y Pasión, en el breve semestre en que tuvo un delirio místico y quiso ser monja.
Por suerte el deliro fue transitorio, y así, al casi pisar los cuarenta, siete meses atrás, había conocido a Marcelo Ticiano  y ahora estaba a punto de contraer matrimonio.
La cena tuvo un comienzo tranquilo, propio de mujeres maduras, serias y ya de regreso de los cosquilleos adolescentes. Ninguna de ellas, probó alcohol en el transcurso de la comida, las osadas apenas tomaron la breve copita de mistela con que la casa recibía a sus invitados.
Sobre los postres, las mismas, a las que se sumaron algunas otras, gustosas apreciaron el lemoncello también por cuenta de la casa. Llegado este momento se propiciaba la ocasión de un brindis para desear buenaventuras a la futura consorte.
Tres botellas de champagne sirvieron para la ocasión, obviamente Pommery Brut Royal, pese a que su costo engrosaba bastante la cuenta.
Se podría culpar a las burbujas por la espontánea algarabía que las fue ganando o, tal vez, las que ya habían dado ese trascendental paso quisieron volcar su experiencia a la novata y no encontraron mejor manera de hacerlo que mediante chistes e inventadas anécdotas.
Así hubo quien sugirió trucos para que, la noche de bodas, fuera una verdadera noche de himeneo, mientras que otras sugerían, descaradamente, que el himeneo se había concretado mucho tiempo atrás, seguramente antes de su efímero ingreso al convento de La Misericordia y Pasión, seguramente quien comentó esto hubo de ser María de las Mercedes, quien por aquella época era su confidente y supo de su apasionado romance con Víctor Horacio.
Al momento de cancelar lo consumido, y en vista de la calificada cifra, la casa contribuyó a incrementar la desinhibición y la graduación alcohólica de las féminas con otras dos botellas de la misma bebida, aunque esta vez de sensible calidad inferior, detalle que no fue percibido por el ya bastante entonado grupo de celebrantes.
Desde La Estancia, donde cenaron, al Golden no hay más que pocas cuadras, pese a ello, decidieron ir en cuatro autos, dejando otro tanto estacionados.
Un tronar de bocinas, gritos, destempladas carcajadas y gestos de elevada obscenidad acompañaron el breve viaje.
Llegadas al Golden entre cotilleos y risas, exigieron que, tal como habían reservado, se les otorgaran las ubicaciones preferenciales, en especial para ella que era la homenajeada.
Hasta allí se acordaba perfectamente de todo lo ocurrido, luego las escenas comenzaban a desdibujársele parcialmente y con una aumentada velocidad hasta finalmente no recordar mas nada.
Sí tenía presente que al momento de estar todas ubicadas, quien oficiaba de maestro de ceremonias, sobre el escenario, había pronunciado su nombre y había solicitado un aplauso al público presente, en su totalidad mujeres que, o mataban su aburrimiento o también estaban en algún festejo.
Luego de esto, un joven de cuerpo trabajado a puro gimnasio, solamente vestido con un breve bóxer que en su frente tenía la imagen de un elefante cuya trompa era un aditamento agregado en tela que subía y bajaba conforme se caminaba, se acercó hacia donde estaban portando una torta y una bandeja, sostenida con precario equilibrio, repleta de copas a medio servir.
Puso en su falda la torta, frente a la cual todas rieron estruendosamente, pues representaba un imponente falo trabajado de tal manera que parecía natural, aunque por sus dimensiones bien podría describirse como sobrenatural.
Junto al brindis estallaron las chanzas comparativas con lo que suponían la esperaba en la realidad de su noche de bodas, otras sugirieron que demostrara prácticamente que sabía darle el uso correspondiente y si era posible que ensayara cuantas variantes se le ocurriera, y las mas colaborativas, se ofrecieron voluntariamente para menguar su extensión previo a comparar con el modelo natural del futuro esposo.
Recordaba que más tarde comenzaron a entregarle algunos regalos, el libro “Sobrevivir en pareja” obsequio de Fabiola, unas esposas ocurrencia de  sus compañeras de trabajo, un antiguo camisón de lino, con mangas largas, cuello cerrado y con solo un par de botones desde la altura del ombligo hacia abajo que trajo María de las Mercedes idéntico al que usaban en el convento, un llavero que simulaba un paquete diminuto de profilácticos y otras cosas por el estilo.
Las rondas de bebidas, incluidas en el precio de la entrada, no cesaban de llover sobre las mesas y rápidamente eran sustituidas las copas vacías por otras nuevas.
El show era el consabido desfile de atildados y musculosos muchachos con la más breve ropa posible, intentando seguir el ritmo de una música que de algún lado partía con movimientos que pretendían ser eróticos y apenas si alcanzaban el grado de insinuantes.
Inevitablemente, el desfile por el escenario concluía con un descenso del mismo por parte del stripper y un acercamiento hacia la festejada con distintos tipos de contorsiones y alusivas muestras de exhibición de atributos.
Sus últimas evocaciones más o menos vívidas, le traían a la mente un slip amarillo, una zunga naranja rabioso y, si mal no recordaba un bombero que debajo de su traje anti flama parecía no tener nada, aunque de esto no estaba segura de haberse cerciorado.
Tropezando con algunos muebles fue hasta el baño para abrir la ducha, tratando de desentrañar el misterio de cómo había llegado a su departamento y logrado acostarse.
Ya bajo el agua tibia comenzó a sentirse un poco mejor, aunque su estomago era una regurgitante caldera y su cabeza un repercutir de bombos y redoblantes.
Dejaba correr el agua por su cuerpo mientras se enjuagaba la cabeza, cuando escuchó el timbre del departamento. A esta hora y en este día solo podía ser Marcelo Ticiano  quien seguramente querría ponerse al tanto de su aventurada despedida y con quien se había comprometido a almorzar juntos para finiquitar algunos trámites de la boda todavía pendientes.
Abrió la mampara dejando correr el agua de la ducha y tal como estaba, desnuda, fue a abrir la puerta.

La cara de sorpresa y asombro de Sor Benedictina, la madre superiora del convento de La Misericordia y Pasión se le estrelló en el rostro antes de que pudiera cerrar la puerta.

Preparándonos


Coleccionista de destinos trazados
la existencia, con mágicas partículas
va trazando el camino de nuestra vida,
dando testimonio del tiempo que pasa.
Con  una sabia y perversa parsimonia,
simple e indiferente es en su originalidad.
Lenta, moldea la sensibilidad humana
preparándonos para el día del juicio final.

miércoles, 20 de abril de 2016

Un día después de vos

Hostiga la incertidumbre un día después de vos,
invade como una llaga la sensación de ausencia,
me amarra al frío silencio tu pretérita presencia.
Todo recuerda tu reflejo estremeciendo mi alma,
extraviado en el empeño de tu piel oculta en mi piel
quisiera revivir el provocar de la sal de tus labios,
esa liviandad en tus formas trasparentes de querer.
Volver ganar esa felicidad maravillosamente imprudente
dónde soy el único elegido, la espada que roba suspiros
a la profunda herida que penetra con tibieza de ensueño.
Un día después de vos, sólo soy un fantasma extrañándote.


martes, 19 de abril de 2016

Elogio de garúa


Llueve, y la lluvia ya no es lluvia,
es una verdad eterna que se perpetúa
en los rincones de todos los días.
Las horas ya no son fáciles de matar,
una irrespirable sensación de agua
sube desde la médula creando letargos.
Llueve, una lluvia enamorada de sí misma,
que se repite en círculo vicioso de gotas,
empapando el todo, desarmando destinos.
Redundan en oración oleadas de borbotones,
elogios de garúa mezclados de chaparrones.
Catarsis de lluvia desbordada en otras lluvias.

Telón de los tiempos

Piloto de barriletes, bajo el azul profundo,
el niño enfrenta la brisa casual de la tarde.
Perros ladran y pasan con avidez de algo,
una calle cualquiera, vacía, es mudo testigo
en esa hora soleada, poblada de moscas.
Lo humano se adormila en la aldeana siesta,
incendia la respiración un calor sin destino.
Volutas leves y fugaces elevan la cometa
que con insolencia pretende fugar del hilo.
El silencio silba como melancólico bandoneón
cuando la tensa sierpe se cruza en su camino.
Dos ojos miran desde la casa de ladrillos
la convencional escena, envidiando la suerte
que acompaña al pequeño. Inevitable, rezonga
de sus paralizadas piernas, el dolor de los años
(noventa son muchos para llevar siempre encima)
se le ha metido en los parpados, bajo las sombras.
Sin lágrimas, allí mismo él se recuerda y su nieto
por un instante, lo revive tras el telón de los tiempos.


Ilustración: "Juanito Laguna remontando su barrilete" - Antonio Berni