domingo, 3 de abril de 2016

Nubes puntillosas


Todos lo veían como un tácito sujeto,
duende travieso gritando al viento,
caminante de un camino incorrecto,
cómplice de irreales acciones fallidas,
ensayando a diario una complejidad
muy simple, reducida al todo o nada.
En las noches paraba en el café Victoria,
prendía un cigarro y gozaba a la espera
de alguien ausente que no aparecería.
Terminaba su café e iba por agua bendita,
unos pasos, hasta la iglesia de San Expedito,
luego se perdía entonando una vieja canción.
Los necios le endilgaban tormento del poeta,
los muy santos un pasado de cura pecador,
la masa balbuciente lo tenía por simple loco,
y si alguno a él se probaba en preguntarle
siempre respondía: olvidamos lo que somos
cuando decidimos iniciarnos en una nueva vida.
Su nombre se desperdició en algún prefacio
de una historia futura nunca por nadie escrita.
Solo, una tarde se hundió en huellas desiertas,
en la mesa del Victoria quedó su cigarro apagado
y nubes puntillosas llovieron en Buenos Aires.

1 comentario:

  1. "olvidamos lo que somos
    cuando decidimos iniciarnos en una nueva vida". ¿Se podrá olvidar? a mi modo de ver, muy personal por cierto, iniciar una nueva vida es mirar hacia adelante sin dejar de recordar del todo lo que se deja atrás, por si hubo errores, no volver a comenterlos, y si hubo cosas buenas, tomarlas como base fundamental. Me gustó el poema, como siempre.

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