Sabes que…. me gustaría poder estar a esta hora tomando
mate con vos. Si ya se, tirarías la bronca porque al cuarto o quinto mate te
diría gracias, no quiero mas y vos te quedarías con la carga de seguir cebando
solo para vos.
Pero me sentiría realmente feliz si pudiéramos estar
juntos, sentados, conversando, como tantas veces no lo hicimos, yo por
inmaduro, vos por demasiado serio y seco o tal vez por ese concepto que tenías
de que no debías meterte en la vida de los demás si no te lo pedían, y claro,
yo nunca te lo pedí.
Pero pasaron años Viejo, y hoy me gustaría poder
pedírtelo. Pedirte que te metieras en mi vida y me tiraras algunos consejos.
Si, hoy te lo pediría, a la misma edad que vos tenías cuando tuviste que
partir.
¿Y qué? no me avergüenza decirlo. Lo necesito, creo que
siempre lo necesité pero nunca junte el coraje o bajé el orgullo de decirlo.
Ahora ya no importa, lo digo, pero claro, ahora es tarde.
Desearía poder desayunar tomando mate los dos solos,
conversando, y así poder celebrarte este cumpleaños que no te voy a celebrar. ¿Cuantos
serían? si muchos, noventa y cuatro, tal vez tengas razón, demasiados para
celebrar, pero hubiese sido lindo aprovechar toda esa experiencia.
Saber más de vos, de ese pibe que a los doce años comenzó
a laburar de cadete en un almacén y llegó a jubilarse como Gerente de
Relaciones Industriales, teniendo solo un sexto grado, conseguido a los
ponchazos, como vos decías, pero que era un genio para las matemáticas.
Que supieras mas de mi, que se yo, no sé, poder estar un
rato solos, antes de que la Vieja organice el consabido cumpleaños familiar,
rodeados de sobrinos y otras parentelas que no te reconocieron lo que hiciste
por ellos.
Ya sé, no importa, a vos solo te importaba lo que habías
hecho de corazón y no para que los demás te lo reconocieran. Pero hubiera sido
lindo que algo, un poco, apenas un cachito te reconocieran de todo los que
hiciste.
Creo que hasta yo pequé de amarrete en reconocerte cosas,
pero bueno, tal vez no sea demasiado tarde, tal vez, estés leyéndome o
escuchándome desde algún lado y te sonrías
bajo ese bigote inmenso que te dejabas y simplemente te cebes un mate y
digas, “dejáte de pavadas”, como cuando decías cada vez que te elogiaban por
algo.
Salute Viejo, allá, donde estés, que tengas un feliz
cumpleaños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario