miércoles, 27 de abril de 2016

Un modo lento

Todo sucede de un modo lento cuando cae la lluvia.
La se existencia manifiesta en bocanadas de nostalgias,
el ambiente se derrama en penachos de ausencias.
Con impunidad, se instalan melodías de despedidas.
Adormecida, la voluntad tiende a cultivar el silencio.
La lluvia alimenta letargos con su savia de tristezas.
Nos incita a desear un manantial de abrazos y cariños,
una cálida compañía que mitigue la indigente apatía,
ofreciendo, aunque más no sea, un tenue amor fugaz,
cinco minutos de ternura o el enigma de una promesa.
Llueve, quisiera poder abrazarme a ella en este momento.


2 comentarios:

  1. Leo tu poema y la lluvia descarga todas esas emociones que resbalan por tus versos, calándonos.
    Y acabas con momentos... Asimismo es.

    Mil besitos.

    ResponderEliminar
  2. Un canto al amor acompasado con nostalgia de lluvia. Precioso poema.

    ResponderEliminar