martes, 19 de abril de 2016

Elogio de garúa


Llueve, y la lluvia ya no es lluvia,
es una verdad eterna que se perpetúa
en los rincones de todos los días.
Las horas ya no son fáciles de matar,
una irrespirable sensación de agua
sube desde la médula creando letargos.
Llueve, una lluvia enamorada de sí misma,
que se repite en círculo vicioso de gotas,
empapando el todo, desarmando destinos.
Redundan en oración oleadas de borbotones,
elogios de garúa mezclados de chaparrones.
Catarsis de lluvia desbordada en otras lluvias.

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