jueves, 31 de enero de 2019

Verdad sencilla


Muchas veces me he preguntado
donde comienzas tú
y donde termino de ser yo.
Fui estallido fuerte de caricias silvestres
en la verdad sencilla
de tus carnes desnudas y saladas.
Tu piel fue el cuenco que cobijó mis rocíos,
en ti he gritado mis silencios
y en ecos partidos reviviste mis instintos.
En tu llama tibia mi vida palpita
y en mi pecho cobijas el dolor en tus pupilas.
Enjaulados en el camino errante
nos reconquistamos de mil colores y formas,
apretándonos mudos a lo ya hecho.

miércoles, 30 de enero de 2019

Sabor a salvia y a sal

Desde la ventana de un bar,
las cosas irremediables
danzan cual extrañas parejas.
Por esta ciudad puedes ver
la vida que transita sin problemas,
bebiendo vino con sus amigos.
Rostros obsesivos inflan
globos de colores y sueños de barrio.
Una mujer intensa cruza la calle,
las malas palabras le abren paso,
las buenas, callan o compran flores.
Mis zapatos me recuerdan
que ya casi es la hora del regreso.
Un lejano sabor a salvia y a sal
se agita como despedida.
La ventana queda sola con las mesas
y sus ceremonias de costumbre.
Palomas vagabundas picotean
las migajas que dejó mi ausencia,
y agradeciéndome, vuelan.



El secreto


Mientras el alba nace,
el aliento fatigado,
la penumbra densa.
Amanece el secreto
que esconde, tímida,
la armónica entrega.

lunes, 28 de enero de 2019

Cruel duda

Amanecer de un día sonrosado de carne y de sí mismo.
Tu desnudez, desleída e inasible, se alarga a otra orilla,
la hora mojada, plagada de segundas intenciones, excita
los huecos que en el aire deja ondear un párpado húmedo.
Furtiva, una corriente de aire tenue agita mi camisa gris
en el borde confuso de la duda, titubeo en seguir vistiéndome
o satisfacer la necesidad de apagar el ardor que me ahoga
en el mar alzado del jardín que promete sanarme. Cruel duda
que desmigajará mis horas de oficinista perdido en tu recuerdo.



domingo, 27 de enero de 2019

De ti, saberlo todo


Cuéntame de tus tiempos en sábanas dejados,
de cuando fuiste golondrina peregrina de tardes,
como cada día te amanecías en ventanas nuevas,
de esas madrugadas plácidas de extraño sosiego,
de tus labios, esos y los otros, en noches de insomnio.
Confiésame todo de ti, que quiero de ti saberlo todo,
de amores y desencantos tengo ya muy bastante
y me he empalagado de saborear el gusto del frío.
Revélame si quieres, y sin que me mires, tus secretos,
del gozo y el clamor con que bañabas infidelidades,
de las alboradas de incendio en la castidad obligada,
quiero saber del yugo solícito que abrazó tus carnes,
de los inciertos firmamentos dormidos en tus pechos.
Dame la sinrazón y el deleite de saberte enteramente,
de conocer hasta el nombre de tus pájaros cansados,
de lo que aún llevas, indolente, colgando del olvido.
Abre tus páginas pintadas de uvas, vinos y resacas,
déjame que sea quien en ti todo ha vivido. Permíteme ser tu
y vivir la eterna seducción de ser, de todos, el más querido.

sábado, 26 de enero de 2019

En eterno movimiento

Mujer, vístete de verde, de verde intenso,
despatriada entre el olvido, bares y hadas
conserva escondida tu sonrisa en las tardes.
Con cabellos rojos agita tu aún adolescencia
insinuando lo desnudo de tu cuerpo insumiso.
Si debes decidir entre ser o no ser, elige “o”.
A nadie le importa y a todos desconciertas.
Estrella tu rímel con el brillo húmedo de tus ojos,
amontona besos y échatelos a la espalda,
no los verán, lo ojos se fijan un poco más abajo
Y si quieres más azul, dale carmín a tus labios,
(lo blanco de tus dientes es lo que seduce).
Pide, con los ojos cerrados, un deseo imposible;
de inmediato te ofrecerán el paraíso y un poema.
Siempre hay quien, estúpidamente predispuesto,
intenta permitirse desvalijar todas las ternuras.
Pero guárdate un adiós de devastadora indiferencia,
así la corriente del río seguirá en eterno movimiento.



Ilustración: "Circulo el camino de eterno movimiento" - Angeles Nieto

Sin entrar en detalles


Ya no quedan violines
ni la memoria de las fuentes.
Solo queda el aire
que habita las palabras.
Me abandonan los amuletos
y la esquiva mujer mágica.
Mi nombre no dice nada.
Ahora puedo dejar mi cansancio
tan sólo por unas pocas semanas,
desordenado en tu boca,
Sin entrar en detalles
regresaré cuando los violines vuelvan.

viernes, 25 de enero de 2019

Colegas de los pájaros

Las aves han detenido su vuelo,
en el lecho, nosotros dormimos.
Habitamos, luciendo una sonrisa,
un lugar necesario en el mundo.
Deja que abrace tu cuerpo dormido
y susurre el vocabulario de la gloria,
que está borroneada en tu costado.
La lluvia tiene tu misma apariencia
e incluye tu nombre y mi nombre.
Al fin y al cabo, nosotros somos
los únicos colegas de los pájaros.




Tus tierras extranjeras


Me tientan los caminos
de tus tierras extranjeras.
Sus interiores ardientes
de magnificas sorpresas.
La novedad tintineante
de tu cuidado y suave jardín,
los surcos secretos, atajos
que conducen a esa ermita,
dorada, azulina e indecisa,
aromada de césped
y de agua trémula,
que satisface mi paladar
sediento de tu hospitalidad.
Déjame transitar, provocativo,
los dones de tu reino,
y fecundar en él, tu brote
de mujer, de dulce amiga.

miércoles, 23 de enero de 2019

Vocación de abeja

Entre las muchas cosas que tendremos,
estarán los recuerdos y sus malas jugadas,
las extrañas formas que guarda, en el tiempo,
la infidelidad perdida de lo que no es amor.
Al fin y al cabo, lo nuestro solo es contagio
satisfecho, despacio, en alcobas cerradas.
Un exceso pluscuamperfecto de amor cortés,
un tránsito repetido por los lugares marcados
por esos lunares que detallan la geografía
de lo sensual y lo permitido entre nosotros dos.
Tal vez, también nos quede un aroma delgado
o un violento perfume espeso de sombras,
cuando apagado el caudal de fiebre y sudor,
la carne sibarita reclame su vocación de abeja.



martes, 22 de enero de 2019

Recomenzar hasta la aurora


Me entibia la desnudez del círculo mamario,
paisaje abolido por el maleficio, austero y cruel,
de telas sensibles a los celos de las miradas,
que aspiran, alegremente, al impudor nativo
de esas aureolas tatuadas por la naturaleza
que se ocultan, en solemne y vergonzante exilio.
El ojo dócil desespera porque no se pierda mas
de lo que ya se ha perdido al abrigo de la moda.
Su único propósito es alabar la esfera sonrosada
ansiando posar el beso fatuo en la cúspide coronada,
y mudo sobre la lechosa piel seguir hasta la aurora.



Ilustración: "  " - Zeng Chuanxing

Descalzo de tristezas

De poder elegir, elegiría cualquier senda
que la casualidad del azar me brindara.
Descalzo de tristezas hollaría con mis pies
briznas, gotas, los colores libres y las penas,
andando con armonía inédita la casualidad
de las páginas de un libro o el ritmo tamboril
que aguanta la lluvia buscando caer al suelo.
En octubre marcharía hacia algún invierno,
dejando el derroche arcoíris de la primavera.
Subrayaría el silencio en el borde del camino,
me negaría francamente a eternizar el paisaje,
para revelar el sexo de las flores y una canción triste.
Regalaría espesos olores a una estatua cansada,
y finalmente, invicto de frutos y verdor, desandaría,
monótono y dormido, todo lo que no te he dado.



domingo, 20 de enero de 2019

Desde el vacío


Salgo a la calle,
busco una voz,
una mirada, un gesto.
Dudo en qué lado
habré de encontrarlos.
Miro a mi alrededor,
parece imposible
pero no hay una mujer,
un hombre, un niño.
En la penumbra,
solo un perro negro
descansando,
de no sé de qué cansancio.
Me mira con envidia,
no pienso abrazarlo.
Se veían más cosas.
De pronto, desde el vacío,
una sonrisa me iluminó,
roja y húmeda.
Entonces pude comprender
que no debía renunciar
a la última esperanza de salvarme.

viernes, 18 de enero de 2019

Ingenua noche

En las sábanas un cuerpo,
en la almohada los restos
de una música de fondo.
El silencio, haciendo tiempo
sobre la mesa nocturna,
en un tic tac apenas audible.
El tedio desperezándose
entre un sudor que venció
finalmente, todo insomnio.
Naufragas de carnes, reposan
caóticas ropas por el suelo,
Vestigios de una destreza mayor
o acaso de un último jadeo
que la ingenua noche oculta.



jueves, 17 de enero de 2019

Raras veces


Al acecho, la ciudad enmohecida,
borrosamente siembra por sus calles
semillas de desgana y de melancolía.
Jadea gritos de multitud y silencios,
material perecedero que cruje su aliento
con una frágil belleza apenas existente.
En una esquina existen ojos que miran,
manos que dibujan palabras en los rincones.
Desquicio de andenes, autos y edificios
borran ese verde con el que aún se respira.
Lo imprevisto y lo anónimo vive en sus muros,
agónica, distante vive la vida su papel pintado.
A veces, raras veces, el silencio de una flor
se descalza en una acera y nos asombra
con su bálsamo de infancia y paraíso.

miércoles, 16 de enero de 2019

En la claridad de la melancolía

Mi único tema se refiere a lo perdido.
Sumisa la luz me escolta en silencio,
en lo extraviado encuentro presencias
pausas, fugas y relámpagos ágiles,
sin párpados ni resabios del camino.
Un beso feliz, un vino añejo y la luna
es lo que se evoca con vago temor.
Quizás el toque de una mano oportuna,
o el tibio tazón de leche de antaño,
se reconstruyen con lágrima fugaz.
Lo que creemos errante no se ha ido,
habita en la neblina y en lo gris de las congojas,
De vez en cuando, con un profundo latir,
imperceptibles se deshilvanan sus presencias
y los revivimos en la claridad de la melancolía.


Ilustración: "Melancolía" - Edvard Munch

martes, 15 de enero de 2019

Una astucia


En su delirio resbala el sol sobre el tren de las olas,
el todo es una irrealidad cuyo fruto es la nada.
La imaginación un vaso en la mano, lleno, pleno
de un firmamento sin ningún tipo de certezas.
No se puede ver la quimera de lo real, de lo auténtico.
En la memoria no existen calles lavadas por la lluvia,
ser feliz es una astucia que inunda de pronto,
nos arroja desnudos en aguas oscuras o apagadas arenas.
el tiempo, que todo lo muda en lúgubres cipreses,
solo es una aceleración de la historia, rápido paso de la vida,
portador de algunas verdades y una que otra mentira.

domingo, 13 de enero de 2019

Cuanto mucho

En alguna de esas noches,
cuando el aire huele a humo,
con sumo tacto y aire fino,
recorro los rincones del ayer.
Allí, el tiempo se agranda
mientras miro y palpo todo.
La memoria vuelve a hallar,
al azar y en suertes diversas,
lo sencillo y lo complicado
que ha transitado mi vida.
Esto me lleva, cuanto mucho.
el espacio que dura un minuto.



A cuentagotas


Hoy, son formas migratorias
aquellos dos que fuimos.
En algún sitio, más jóvenes,
hicimos un alto, una vuelta,
hacia ese dolor impreciso,
poblado de palabras inaudibles,
tras el irnos en huellas hondas.
Leve y triste fue esa tarde,
comenzaron a doler las distancias,
se disolvió en días el murmullo
que en el abandono pronunciamos.
A partir de allí, a cuentagotas,
intentamos escribir la última página
de algún final feliz, mirando a otro lado.

Ilustración: "En cuentagotas" - Jorge Pirozzi

sábado, 12 de enero de 2019

Como un eco

Descansa el eco arrojando la vista atrás
y se repite, eco, eco, eco, como partiendo.
El frío abraza un espejo y descansa. Inmóvil
se ahoga el corazón nervioso. Susceptible
un sosiego ignoto se extiende como un manto.
La costumbre con su sabor amargo y dulce,
es un paréntesis que se reitera con firmeza.
La humedad del tiempo avanza, se funde
en la niebla o en una espuma débil y gris
en la que rueda, serena, una piedra redonda.
No sirve olvidar el olvido. se repite como un eco.




Puñado de sombras


Allá, en el sur, un poco antes de la última isla,
están las playas que son andenes para las botellas
que se arrojan a la mar. Cuando el viento silba
sobre las cosas vistas, llamando a sus amigos,
antes que la tarde cierre sus párpados en el oeste,
los lobos marinos se amontonan en la costa,
y las gaviotas aran invisibles surcos en las nubes.
Sentado frente al fuego veo la travesía de océano,
mientras se funden las imágenes en quietud de piedras.
De pronto, allí, solo soy un puñado de sombras
aguardando que la noche se convierta en paloma.



Ilustración: "Versos" - Gracia Barrios

viernes, 11 de enero de 2019

Espigas en la tarde

Caminaba en el crepúsculo
con ese aire de entonces
que invitaba a la confidencia.
De su cuerpo se alzaba ileso
lo callado más hermoso visto.
Sus brazos, aves de aire vegetal,
sostenían la luz bajo el sol.
Azul, el mar dormía en sus ojos.
Pasajera de valles y colinas,
el vuelo de sus cabellos sueltos
prolongaba estandartes del viento
Una fragancia de lilas pálidas
emanaba su corazón o su piel.
Cautivo de su ida, la vi perderse
cual danza de espigas en la tarde.

Su perfume me señaló la distancia.