domingo, 20 de enero de 2019

Desde el vacío


Salgo a la calle,
busco una voz,
una mirada, un gesto.
Dudo en qué lado
habré de encontrarlos.
Miro a mi alrededor,
parece imposible
pero no hay una mujer,
un hombre, un niño.
En la penumbra,
solo un perro negro
descansando,
de no sé de qué cansancio.
Me mira con envidia,
no pienso abrazarlo.
Se veían más cosas.
De pronto, desde el vacío,
una sonrisa me iluminó,
roja y húmeda.
Entonces pude comprender
que no debía renunciar
a la última esperanza de salvarme.

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