Cuando nos besamos
nuestro deseo es arder
con un fuego en tu rostro
y el mío. Resucitando
suave, en nuestras bocas
la ante última voluntad
de nuestros apetitos.
Después vendrá la última,
pero a esa, por ahora,
no me animo a escribirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario