Tiembla el rocío sin hacer ruido,
las tinieblas ciñen en terciopelo
pestañas con mirada de palcos vacíos.
Sobre una mejilla, blanca y suave,
el carmín apagó su pétalo de fuego.
El otoño de mi boca cobija silencios,
en fragancia de besos se consume,
volando en suspiros se evapora,
y en esa nada, una nube que pasa,
tengo una sed en la garganta atravesada.
En tu nombre mi voz se debilita,
y aumenta lo árido
de la ausencia.
Así de feroz es el olvido . Como lo cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario