viernes, 31 de agosto de 2018

Enseñaré a mis manos


Enseñaré a mis manos
a dejar una pasión en los labios,
un fuego vigoroso
para cuerpos con audacia,
Un sensual deleite
de excepcional deseo.
Enseñaré a mis manos
a descubrir la carne casi intacta,
a develar una invisible compañía,
a unir el verbo y la belleza,
a quitar la máscara del placer ilegal,
del prohibido amor.
Enseñaré a mis manos
a beber de un vino fuerte,
a culminar amores incompletos,
a borrar toda condena escrita,
a pasar el tropel invisible del tiempo,
que nos deshace en humo.
Enseñaré a mis manos
a que se detengan aquí, justo aquí,
en la levedad de las ropas entreabiertas,
en la memoria del cuerpo que despierta,
en el borde de los días ya pasados,
atesorando esas manos que aún te tocan.

jueves, 30 de agosto de 2018

Desnuda en gestos

Con risas cosquilleaba por tus jardines tibios,
sabiéndote despacio, desbordado de claveles.
Eras niña aún y la ansiedad, tu juego incansable,
liberando tu cuerpo de cerraduras imposibles,
compartiendo verdades en las que nadie más creía.
No te inquietaba lo remoto en la urgencia de la etapa,
invitabas a soñar desde lo imposible, a lo seguro.
No había en ti sombras de miedos ni de dudas,
siempre desnuda en gestos, ahorrando las palabras.
En tu mansedumbre habitaba el rostro de la ironía.
Imposible era anudarte a un mañana. solo ahora,
solo un hoy, un este instante, este ya, este todavía.
Cómplice, me llenaste con la humedad de la lluvia,
y desde la más intensa sombra me diste calor de vida.
Hasta que al fin quedé encerrado con tu recuerdo,
pensando en cosas de ese futuro en el que tú no creías.



miércoles, 29 de agosto de 2018

Tiritando



Bebo tonterías mientras tus pasos
me dejan una morada sin compañía.
Un cuento para leer bajo la sombra,
después de un diluvio, temblando.
Una forma de cerrar las ventanas
o poner intervalos en el calambre
de una genial, rosada y rara quietud.
Preferiría un desnudo inmutable,
(si fuera de tu cuerpo mucho mejor),
pero me aferro como una voraz oruga
a la escalera del bar, sin decidirme
a entrar o a seguir en la lluviosa saliva
que sobre mi hombro dejaron tus labios.
Tiritando me aferro a mi propio ombligo
quemando un solitario monólogo interior,
oyendo el más puro sonido del silencio
que dejan tus tacos y tu irte con despecho.

martes, 28 de agosto de 2018

Miembros desgarrados

En el aluvión de la noche,
rompiéndonos en ráfagas,
por fin nos despedimos.
Después no quedó nada,
 ni nadie cargando la fatiga.
Solo miembros desgarrados
en la ebriedad de un instante
inasible y misterioso de amor.
Apenas una grieta en el hueco
virginal de lo palpable. Un ahogo.
La honda sabiduría del mutismo
siguió insomne ese peregrinar.



lunes, 27 de agosto de 2018

Zigzagueos


La sombra se desplaza
luciendo eternos vestigios
de aquellos sueños en vilo,
que sólo existen, si así es,
 en el almanaque supuesto
de algún año imaginario.
Zigzagueos de entretiempos
en tránsito por la tarde azul,
donde se orean fríamente
quimeras en el desnudo aire.
Las ocultas nadas florecen,
sufren y sonríen sin ser
ya secretas. Aves malheridas,
polvo bañado por tinieblas.
Pero qué importa el sacrificio,
si tanto vano sueño trae treguas
en esa oscura indiferencia
en que nada puede consolarte.

Ilustración “Ingalill” - Christer Strömholm

domingo, 26 de agosto de 2018

Peregrino

El viento existe. Anda por las colinas
del dorso de tu mano, huésped de mi vientre,
en busca de un sentido a su existencia.
Resbala y se me pega, insolente, en la cintura,
me moldea a su medida, me define.
Duelen sus huellas en mi cuerpo, en la piel
sobrevive con una tristeza antigua,
como un sueño que algún día espera ser soñado.
En los bordes de tus dedos, algo despierta,
buscando un no sé qué donde definitivamente anclarse.
Se hunden en mi carne y me conmueven,
un aliento que vibra se hace sólido, ansiando deshacerme.
El viento es un furor detenido. Un nudo.
La claridad difusa de tu mano se posa y tantea,
abre agujeros que llueven estrellas.
El gozo hurga una imagen tuya, pájaro pegado a un cuerpo.
Algún día, tal vez alcance a ser el peregrino
que alcanza la sorpresa de los límites ocultos en tus pechos.



viernes, 24 de agosto de 2018

Hiriendo la piel



Aún siento en mi pecho el tatuaje incrustado
de sus manos, entrando sobre mis músculos.
Sorprendido, aletargado, todavía durmiendo,
sano y vibrante, en ese continuo estar desnudo
en el fulgor de la tosca fatiga y la inmovilidad.
En esa tibieza que estremece como si nadie
estuviese despierto oyendo el silencio del agua.
El tatuaje late, como si fuera sombra descarnada
o una vieja brasa que aún muerde, hiriendo la piel.

jueves, 16 de agosto de 2018

Propósito

Imposible renunciar al tornasol de las palabras,
al insolente lujo de pensar todo lo contrario,
al suntuoso desenfreno de frases suavísimas,
al lenguaje embriagador de una exigua expresión.
Como abandonar el prolijo pensamiento de la ilusión,
el suave plumaje del estupor que deja el razonar
o el flameante estandarte del discurso diligente
ni ante la antigualla desvencijada de viejas lenguas.
Porque desertar ante lo umbrío de la terca duda
o frente a la desnuda soledad de la incomprensión,
ni la mínima candela de la conjetura puede menguar
frente a la impermeable convicción de querer ser.



lunes, 13 de agosto de 2018

Es agosto


Es agosto, al atardecer, en esta calle.
Donde son tantos y donde van todos.
A mi alrededor ningún pasaje secreto,
hacia adelante y hacia atrás gentes,
desconocidas, diversas, muchas voces.
Andar por un surco, como palomas,
con la nostalgia cargando los hombros
en el trunco latir de alguna vena azul,
en la angostura de lo mínimo del límite.
En esta calle es agosto, al atardecer,
los hombres tras los pasos de sus sombras,
en el ancho ocaso alargado y transparente
de un gran silencio de viviendas vacías.
La desnudez unánime de cuerpos y de almas
pasa cabeceando una somnolencia atroz,
cuando, al atardecer, en esta calle es agosto.

domingo, 12 de agosto de 2018

Inevitablemente

Tu lengua, mansa y tibia,
inevitablemente
deja su huella imprecisa,
secreta y desgarrada,
sobre mi piel resquebrajada.
Los antiguos dioses
se pierden en el laberinto
que traza tu lengua.
Cual felino se desliza,
dispuesta a rasgar,
los hilvanes del sueño.
En algún punto,
su ternura despiadada,
se proclama infiel,
asaltando con lentitud
la carne sonrosada.



viernes, 10 de agosto de 2018

Dócil metáfora


No sé a qué hueles por las mañanas,
luego que la noche haya atesorado,
transparente, tu cuerpo de duda infiel.
No conozco los azahares que atraen
torbellinos a tu jardín recién amanecido.
No percibo los centímetros de ternura
que amanecen en tu cielo atropellado.
De tus recovecos me desaprovecho
la bruma que etérea los envuelve.
En los márgenes sensibles de la distancia
oficia mi ignorancia el color del recuerdo.
Solo eso me queda como dócil metáfora.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Fruta abierta

Eres fruta abierta, cántaro de fuego
fresco sentido, sereno desembarazo,
antes del sí, del no, antes de toda forma.
Eres arena fina, armónica marea. Miel.
Un misterio que se tropieza en tus ojos,
cuerpo pulsado por viento claro y fresco.
Tenue caligrafía de amores sedientos.
Pierdo mi cuerpo en tu sangre palpitante,
allí, donde es posible guardar mi sombra.
Cuanto eres en este continuo dejarme vivir.



martes, 7 de agosto de 2018

Sobornando


Te dejaré pastar en mi piel,
entre espacios sin límites.
 Desnuda, fresca, húmeda.
Sobornando, sutil, tu cuerpo
a mi cuerpo, fatal y entregado.
Se desarrolla bajo mi cintura
el destello delicado del gozo.
Fragmento de un reflejo ignoto
que envuelve como torrente.
Concibiendo, quedo, la armonía
de fantasías que maduran
en el fondo de los ojos y el alma.
Y luego, en la hora de esbozarte
se disuelven en el espejo.

Propia rutina

Inútil, el tiempo se avergüenza
murmurando palabras rotas.
Lento y desdeñoso en el tic tac,
que derrumba toda otra compañía,
en la rutina repite su estribillo
misterioso de horas, años y enigmas.
Señor de desmesuras, abandona
toda ausencia e infortunio
en una pura ansiedad vencida.
Inmóvil no brinda otra cosa más que silencio,
un silencio insomne en su propia ruina.



viernes, 3 de agosto de 2018

Bello duelo


Disfruto tus apagados goces,
esos, que pretendes ocultar
en la gracia con que escondes
tu rostro en manos sedientas.
Fugaz, de tus labios escapan
suspiros de cielos encendidos,
mientras ese país de las caricias,
que es tu cuerpo en mis manos,
se da al itinerario de mis besos.
Tu desnudez, palabra en viaje,
entrega los rumbos de su esencia
al roce en los bordes en tu piel,
escurriéndose en una sola pincelada.
En la media luz de ese bello duelo
se ennoblece mi carne afortunada.

Aguas tranquilas

Vuela mi beso más liviano.
Agosto se puebla de pájaros.
Un viento azul, cálido y leve,
roza mi costado izquierdo.
Consonantes y vocales ríen
desde el fuego de tus labios.
Estallan las orillas del silencio.
La noche es una pizca de sueño.
Mi boca aun sabe a fruta verde,
llueve silencio entre tus piernas.
Mi sed, morena y combativa
se agota en tus aguas tranquilas.