Bebo tonterías mientras tus pasos
me dejan una morada sin compañía.
Un cuento para leer bajo la sombra,
después de un diluvio, temblando.
Una forma de cerrar las ventanas
o poner intervalos en el calambre
de una genial, rosada y rara quietud.
Preferiría un desnudo inmutable,
(si fuera de tu cuerpo mucho mejor),
pero me aferro como una voraz oruga
a la escalera del bar, sin decidirme
a entrar o a seguir en la lluviosa saliva
que sobre mi hombro dejaron tus labios.
Tiritando me aferro a mi propio ombligo
quemando un solitario monólogo interior,
oyendo el más puro sonido del silencio
que dejan tus tacos y tu irte con despecho.
Tomar decisiones es importante, el tema es acertar con la apropiada y justa.
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