jueves, 16 de agosto de 2018

Propósito

Imposible renunciar al tornasol de las palabras,
al insolente lujo de pensar todo lo contrario,
al suntuoso desenfreno de frases suavísimas,
al lenguaje embriagador de una exigua expresión.
Como abandonar el prolijo pensamiento de la ilusión,
el suave plumaje del estupor que deja el razonar
o el flameante estandarte del discurso diligente
ni ante la antigualla desvencijada de viejas lenguas.
Porque desertar ante lo umbrío de la terca duda
o frente a la desnuda soledad de la incomprensión,
ni la mínima candela de la conjetura puede menguar
frente a la impermeable convicción de querer ser.



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