domingo, 12 de agosto de 2018

Inevitablemente

Tu lengua, mansa y tibia,
inevitablemente
deja su huella imprecisa,
secreta y desgarrada,
sobre mi piel resquebrajada.
Los antiguos dioses
se pierden en el laberinto
que traza tu lengua.
Cual felino se desliza,
dispuesta a rasgar,
los hilvanes del sueño.
En algún punto,
su ternura despiadada,
se proclama infiel,
asaltando con lentitud
la carne sonrosada.



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