En
vuelo inútil, pecado y perdón se elevan
en el vicioso
círculo de lo único eterno.
Sordo
y ciego me entrego al goce vedado,
sin
dejar ningún rastro o dejándolos todos.
En ti
el tiempo apenas tiene luz para el vuelo,
es allí
donde anida lo fugitivo y lo eterno,
en un misterioso
lenguaje, el de tu cuerpo,
que
tiene el misterio del agua y la sal,
con
una despiertas la inquietud eterna
que solo
con la magia de la otra apagas.
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