Mariposa,
estamos
tan heridos.
Tu
prisionera
de la
luz en la noche noche,
y yo
aquí,
con mi
lengua salada por el mar.
Qué
ligera
se nos llega toda herida,
y cuan
profunda
viene,
si es de amor herida.
A ti
mariposa,
te ha
perdido el resplandor,
que noche
a noche
troca
en polvo tus frágiles alas,
yo, me
marchito
en el
secreto de unos ojos
que
con sus silencios
mi
sangre, fatal, coagula.
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