Livianos
borrones que ahora son indiferencia,
dejan agrias
emociones con gusto a impiedad.
Un vaso
vacío, muestra la esencia presente
de la
palpable ausencia a mitad de camino.
La terrible
línea, corta en dos la hora de la ceniza-
En el
acantilado del olvido yace un día anular,
lenta y
torpe muerte de un corazón enterrado
por abandonos de
malícientos rostros pálidos.
Duros y
solidos instantes de soledad en tránsito,
solo quedan
con atemporal anonimato de silencios.
Perdí
la calma por ti, y ya solo, quiero despertar.
que profesía! sabia, que todos en este barco,llamado país, vamos deletreando,para ver el arbol,a lo lejos!
ResponderEliminargracias por su comentario en mi blog
lidia-la escriba
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