El
silencio lo desgarra conversando con el hielo,
un eterno
oleaje de tiempo le baña recuerdos.
Vaga
por el secreto que alguna vez le confiara
la
dama del zafiro violeta usado como pendiente.
Esta condenado
a una limosna insuficiente
que su
uña sucia intenta despegar de la mesa.
Anhela
que el viento, lo acerque hacia el mar.
De su
monologo nada se oye, palabras calladas
que caen
sobre el vacío buscando briznas de musgo
y
hojas secas. Los sonidos, agitan nidos abandonados.
Un
vacío profundo se disuelve entre sus manos,
mientras
se le colorea, con agua de otros tiempos, la bebida
que tropieza
en la esquina de su boca, garganta arriba.
En sus
ojos parece llover una historia o un trozo de bosque.
Ilustración: "El hombre que está solo y espera" - Alberto Breccia
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