No
sabría decirte dónde,
ni cómo
ni cuándo, nació
este
amor que, escondido,
lastima
hasta en sueños.
Seguro
fue cuando mis alas
que estaban
fuertes y verdes,
se
atrevían a lo imposible.
O
cuando saltó de mis ojos
la
sabandija del deseo
y se
posó en tus muslos
(tal
como vos pretendías).
De eso,
tiempo ha pasado,
carcajearon
muchas horas
desnudas
de cualquier apuro,
la
distancia se habitó
de lágrimas
blancas y suspiros.
Y yo,
que no sé llegar tarde,
que
soy puntual en los ayeres,
me veo
recién amanecido
fuera
de ti. Saliendo a buscarte.
Dónde se habrá escondido...pícara sabandija.
ResponderEliminarElsa P.