El polvo
duerme su cansancio
en un
vacío sin ruidos ni formas,
disimulado
entre la penumbra
rescatada
de cualquier firmeza.
Enredado
en un apático letargo,
en la oscura
verticalidad presente.
Pasa
desapercibido, clandestino,
como
una oscuridad agonizante
inmersa
en un destino de misterio.
Desnudado
de lo que ayer fue,
privado
de la sangre del aire
y de
lunas buscando lluvias,
es
solo polvo de dignidad herido,
deseando
que algún viento, señale
cual
ha de ser su nuevo camino.
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