Interminable,
el
sendero de tu piel,
que se
abandona
al
juego de reencontrarnos.
Anteriores
huellas
me
conducen a la savia
que vuelve
a madurar
apenas
se irradia
el
verde de mi sarmiento.
La
sábana, otrora soñada,
repite,
monótona,
la atávica
costumbre
de
enredarse en tu cuerpo.
Es una
trampa
en esa
senda transitada,
y
caigo en ella
en camino
hacia tu noche.
Algunas huellas son imborrables. Palabras de poeta apasionado. Marta Mara
ResponderEliminar