jueves, 16 de julio de 2020

Aves de paso


No era dueña de una boca carmesí,

obscenamente roja. Ni sus ojos

opacaban la luz del sol en el amanecer.

Su cuerpo era normal, tan solo de mujer,

carne y piel humana envolviendo

la ternura y la paz de un abierto corazón.

Su voz tenía algo  del sonido del mar,

suave como alguien que llora muy despacio.

Su andar, una impostergable ceremonia

de caminar siempre a ninguna parte,

saludando lo invisible con torpe caricia.

Mezclaba sueños explicados al silencio

de un amor, uno solo y siempre el mismo.

En un tiempo tuvo alas, luego no tuvieron importancia.

Una noche de presagios se precipitó

en la tormenta de seguir viviendo su historia,

se acurrucó en el cosquilleo filosófico de un cigarrillo

y partió en la búsqueda de su estación definitiva,

dejándonos en la certeza de ser solo aves de paso.


1 comentario:

  1. "...solo aves de paso" solo eso somos en esta efímera vida que cargamos, un día tenemos alas y otro desalados, somos pedestres y tristes humanos cargando el peso de la vida
    un abrazo, que bueno volver a leerte

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