Se
esconde el azar en la redondez del último beso
es blanco ese larguísimo y subterráneo
descanso
ligero
como la respiración que me regalan tus labios.
Mientras
en la piel un grupo de dedos traen alborozo
y se
arriesgan, con detalles geniales, a la travesura
inapropiada
de izar banderas que se abultan y agitan.
Así
el sueño, es una isla pequeña en la que me pierdo.
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