En
esta ciudad, cuando llueve,
tu
nombre frecuenta las calles.
Un
pequeño olor de azucenas
invade
esas ganas de meterse
de
contrabando entre tus faldas.
Hay momentos en que me siento hurgador de letras muertas, alquimista de consonantes, carpintero de vocales, constructor de palabras sueltas que solas se arman en papel. Y hay momentos en que solo me veo equilibrista de mis pensamientos, sin poder volcar en la pluma frase alguna que refleje la tumultuosa volatilidad de mis alocados sentimientos. Y hay momentos en que me basta pronunciar por lo bajo tu nombre,para saberme vivo. Entero
Jovial poema que invade las primaveras.
ResponderEliminarMil besitos, Sergio.
me encantó, es sutil y sensual.
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