domingo, 13 de junio de 2021

Inconclusa ceremonia

 El hombre estaba allí,

patéticamente intruso de sí mismo,

arrasado y ultrajado

por perros verdugos de ojos amarillos

que le nacían de adentro.

Cruzado por el tiempo, crujía en su cárcel

                                                   de cansancio y hastío.

La tristeza, esa corrosiva sal amarga,

errática e incurable,

corroía las nervaduras de sus desgarros.

Sin embargo, estaba allí,

en un puerto sin pasaporte, sin valija,

en prematuro parto

de una inconclusa ceremonia de vivir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario