jueves, 3 de diciembre de 2015

Donde habita la memoria

En ese crepúsculo donde habita la memoria,
olvidadas en el bosque de la litúrgica mediocridad,
anidan certezas en la frontera de la niebla,
errando morosas entre el tiempo y el deseo.
Como perfumes lejanos nos abordan, sorpresivas,
cuando ya creemos que nunca pasara nada.
Nos preparan, como si fueran una alarma lluviosa,
para que nuevamente la sangre fluya sugestiva
alertando al labrador desconocido para que inicie
su tarea de sembrar inquietudes en lo que,
hasta entonces, era un abandonado páramo,
dando así comienzo a un bienaventurado germinar
de cosas que uno aprende, a pesar de la experiencia.
Cuando, aturdidos, se descubre que la piel cosquillea
tiñéndose de un código escarlata que esconde
el más hermoso regalo de la vida: el estar enamorado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario