La tarde cayendo con deleite moroso,
expatriándose hacia tierras crepusculares.
Las sombras se acortan, se pierden, lánguidas,
en la oscuridad que amodorra el día.
El reverso pegajoso del sol se extiende
a lo largo de un país totalmente desconocido.
Una puerta abierta y unos pies azulados
Contemplan, cansinos, como un día más ha envejecido.
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