Me gustaría ser frágil,
limpio y bien peinado,
y, si fuera aún posible,
ser una tarde en azul.
Leve como un aislado
y somnoliento chiquillo.
Bien poca cosa, un nada.
Alguien que pasa lento
sin que nadie se fije en él,
tiñendo de verde la tierra,
un suave olor a dulce agrio,
silente brote de mi lengua,
En fin, solo un alma púrpura.
En cambio solo soy suceso
de lo que voy padeciendo,
inefable desatino sin aliento.
Un algo que solo se construye
tras tanto errar el buen camino.
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