domingo, 18 de julio de 2010

Olvido

Un lago de silencios, después


De ese “no me llames ni me escribas”

Inundó la soledad del esperanzado

Caminante de calles oscuras.

Y ya no pudo buscar en la vereda del sol

La luz, que su rostro acariciara.

Perdió el calor que rayos invisibles

Acercaran a su piel, sin tocarla.

Nunca. Jamás. En ningún momento.

Un lago de silencios, después.

Y de silencios, hizo un lago

En el que sumergió la soledad,

De sus pasos largos, apurados,

Buscando los porques,

Que nunca le respondieron

Las aguas quedas, silenciosas

Del lago del olvido.

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